El 23 de julio, en Beijing, la causa de la liberación palestina marcó un importante momento histórico. Tras tres días de diálogo de reconciliación interna, 14 facciones palestinas firmaron conjuntamente la Declaración de Beijing, para poner fin a la división y fortalecer la unidad. Se trata de una amplia reconciliación lograda con tanto esfuerzo y que supone un paso importante hacia la paz en Oriente Medio, que trae esperanza y futuro para el sufrido pueblo palestino.
Se ha observado que el llamamiento más enérgico en este diálogo de reconciliación intrapalestino es la consecución de un Estado palestino verdaderamente independiente, de conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas. Esto es algo inusual. En el pasado, las facciones políticas más duras dentro de Palestina tendían a discrepar de los acuerdos de paz alcanzados entre Fatah y la comunidad internacional, especialmente con Israel, e incluso cuestionaban y criticaban las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas. Esta vez, todas las facciones de Palestina han pedido conjuntamente la creación de un Estado palestino independiente, con Jerusalén como capital, de conformidad con las resoluciones pertinentes de las Naciones Unidas, lo que demuestra que, gracias a la mediación de China, todas las facciones de Palestina han adoptado una posición racional.
¿Por qué, entonces, las facciones palestinas pudieron alcanzar la reconciliación en Beijing? Porque China nunca ha tenido intereses propios en la cuestión palestina y siempre ha estado del lado de la paz y de la conciencia de la humanidad. De hecho, desde el apretón de manos del año pasado entre Arabia Saudí e Irán en Beijing hasta la firma de la Declaración de Beijing por las facciones palestinas, las dos importantes reconciliaciones en Oriente Medio han demostrado que China siempre ha sido sincera a la hora de ayudar al desarrollo pacífico de la región, y que siempre ha sido un amigo sincero y digno de confianza de los países árabes. Precisamente por ello, la mediación de China ha conseguido convertir en "resultado de la paz " lo que generalmente se consideraba algo imposible.
Cabe mencionar que la firma de la Declaración de Beijing también derrotó la conspiración de ciertos países occidentales en torno a la cuestión palestino-israelí. En los últimos años, y especialmente desde el estallido del actual conflicto palestino-israelí, ciertos países occidentales han rechazado continuamente la "solución de los dos Estados", siendo una de las principales excusas que las facciones palestinas están en contradicción evidente y "han dejado de ser un campo unificado". La firma de la declaración envía una clara señal a la comunidad internacional de que el pueblo palestino quiere poner fin al conflicto interno y establecer un Estado independiente unificado, y de que las facciones palestinas se dan cuenta de que la voz de la justicia solo será más fuerte si hablan con una sola voz, y de que la causa de la liberación nacional solo tendrá éxito si unen sus manos y avanzan codo con codo.
Por supuesto, la resolución de los conflictos internos entre las facciones palestinas no puede lograrse de la noche a la mañana, y las facciones pueden enfrentarse a algunos retos en el futuro con respecto a la aplicación efectiva de la Declaración de Beijing. Sin embargo, el hecho de que la Declaración de Beijing haya sido capaz de forjar un consenso es ya un importante paso adelante en la causa de la liberación palestina. Solo con una firme confianza, un manejo adecuado del rumbo y un enfoque gradual podrá hacerse cada vez más realista el proceso de reconciliación palestino. En este camino, China seguirá trabajando por la paz, pronunciándose por la justicia y esforzándose sin descanso por promover el proceso de paz palestino-israelí.