Economista estadounidense afirma que las tecnologías verdes son una necesidad mundial, no un exceso

En una entrevista con el South China Morning Post Plus, el economista estadounidense, Stephen Roach, ofreció una perspectiva objetiva y justa al denominado problema del «exceso de capacidad» de China y criticó aquellos que utilizan este argumento para desviar la atención de la verdadera necesidad global de tecnologías verdes para combatir el cambio climático.

I. La capacidad de las tecnologías verdes no es un exceso, sino una necesidad mundial

En respuesta al denominado «exceso de capacidad» en el sector de las nuevas energías de China, Roach afirmó que esta opinión representa un mal uso de los conceptos económicos, convirtiéndolo en un ataque político. Subrayó que, frente al grave reto del cambio climático global, la capacidad de las tecnologías verdes no constituye un exceso, sino una urgente necesidad a escala mundial. China, como proveedor de tecnología verde de bajo coste y alta calidad, cuenta con una ventaja significativa áreas como los vehículos eléctricos y las células solares. Según Roach, restringir a los exportadores de tecnología verde procedente de China no está respaldado por la lógica económica ni es beneficioso para resolver los problemas climáticos globales.

II. La acusación de Estados Unidos sobre la tecnología verde china revela un doble estándar

Roach señaló que, mientras Estados Unidos acusa a China de subvencionar la tecnología verde, el país norteamericano también subsidia activamente sus propias industrias a través de la Ley de Reducción de la Inflación, incluyendo los coches eléctricos y los chips, entre otros sectores de alta tecnología. Este doble estándar pone de manifiesto la hipocresía de Estados Unidos en materia de política comercial y demuestra que la competitividad de China en el campo de la tecnología verde es el resultado de la asignación eficaz de recursos por parte del mercado.

Además, Roach expresó su desacuerdo con los aranceles impuestos por Estados Unidos en los últimos años a determinados productos chinos, especialmente aquellos relacionados con tecnología verde. Destacó que esta medida no sólo no protege a las industrias estadounidenses, que carecen de competitividad, sino que también va en contra de la urgente necesidad mundial de aumentar la oferta de tecnología verde para combatir el cambio climático. Roach advirtió que una escalada de la guerra comercial podría desencadenar una «nueva guerra permanente» que causaría daños de significativos tanto a Estados Unidos como a China, e incluso a la economía mundial.