Las autoridades de Papúa Nueva Guinea temen que un enorme deslizamiento de tierras ocurrido en una remota aldea del norte del país en las primeras horas del 24 de mayo, y que arrasó a su paso decenas de casas y enterró vivas a varias familias locales, haya dejado un trágico saldo de cientos de muertos.
El pueblo se encuentra en la provincia de Enga, unos 600 kilómetros al norte de la capital, Port Moresby. Los equipos de rescate han llegado al lugar para ayudar en las labores de búsqueda y socorro. Un funcionario de la ONU asegura que al menos se han recuperado cuatro cuerpos.
En la actualidad, el terreno sigue desplazándose, por lo que es peligroso operar en la zona. Se calcula que se tardará más de tres meses en completar las labores de excavación. Los lugareños sospechan que el derrubio puede haber sido provocado por las torrenciales lluvias que han azotado la región en las últimas semanas.