Cuatro falacias en la especulación estadounidense acerca de la sobrecapacidad de China

CRI 2024-04-25 12:03:55
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El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, inició su visita oficial a China este 24 de abril. Antes del viaje, la parte estadounidense reveló que durante su visita a China Blinken seguramente expresaría su preocupación por la "sobrecapacidad" de China. Cualquiera que entienda de economía básica considerará que no merece la pena refutar este argumento. Sin embargo, desde hace algún tiempo, EE. UU. especula con frecuencia sobre la cuestión de "sobrecapacidad" y la utiliza como la última herramienta en su "guerra cognitiva económica" contra China, por lo que es necesario discernir.

En primer lugar, algunos estadounidenses relacionan la capacidad de producción con el comercio internacional, creyendo que exportar más productos significa que hay sobrecapacidad. Aquí existe una falacia: equiparar exportación de productos con sobrecapacidad. Esto no se ajusta al sentido común económico y va en contra de la tendencia a la globalización.

En un sistema económico global con un alto grado de división del trabajo, la producción y la demanda no pueden limitarse a un país o región concretos. De la práctica de varios países se desprende que es un fenómeno común que la capacidad de producción de una determinada industria sea superior a la demanda interna, por lo que las exportaciones son muy normales. Si seguimos la lógica de algunas personas de EE. UU., se plantea entonces: "¿Las exportaciones de Occidente a Asia significan sobrecapacidad? Si un país sólo produce para su propio mercado, ¿dónde queda el comercio?".

Quizá para rellenar los vacíos lógicos, algunas personas de la parte estadounidense han hecho otra afirmación: la capacidad de producción de nuevas energías de China también supera la demanda mundial. ¿Esto es realmente así? Seguimos demostrando con datos. Según cálculos de la Agencia Internacional de la Energía, para alcanzar la neutralidad de carbono, la demanda mundial de vehículos de nuevas energías en 2030 alcanzará los 45 millones, y la demanda de nuevas instalaciones fotovoltaicas llegará a los 820 gigavatios, lo que supone unas 4,5 veces y 4 veces más que en 2022, respectivamente.

Por eso, es evidente que la capacidad de producción actual dista mucho de poder satisfacer la demanda del mercado. En particular, la demanda potencial de productos de nuevas energías en los países en desarrollo es enorme. Como mayor mercado mundial de energías renovables y país fabricante de equipos, la capacidad de producción de alta calidad de China no es excesiva, sino que el mundo la necesita urgentemente.

Al mismo tiempo, la especulación de EE. UU. va en contra de su propia creencia en la teoría de la ventaja comparativa de la economía occidental. Según esta teoría, si un país es capaz de producir un determinado producto a menor coste, los demás países no deben establecer barreras arancelarias, sino importar este producto y exportar sus propios productos con ventajas comparativas. La razón por la que los productos de nuevas energías de China pueden constituir una ventaja comparativa no son las subvenciones gubernamentales, sino la innovación independiente de las empresas, la cadena industrial y de suministro completa, un megamercado y abundantes recursos humanos. En lugar de atacar los productos de nuevas energías de China por "distorsionar el mercado mundial", EE. UU. debería magnificar su propia ventaja comparativa.

Además, algunos en la parte estadounidense también han acusado a la nueva industria energética china de afectar a las empresas y al empleo de los trabajadores estadounidenses. Se trata de su cuarta falacia, es decir: "EE. UU. está enfermo y China debe tomar medicamento", con la que trasladan la culpa y eluden la responsabilidad.

No faltan expertos en economía, como Janet Yellen en el Gobierno de EE. UU., que se preguntan por qué se sigue especulando con el argumento de la sobrecapacidad a sabiendas de que es insostenible. Como han señalado muchos análisis, detrás hay tres palabras clave, "intereses, votos, hegemonía".

A nivel político, este año hay elecciones en EE. UU. El líder del país dijo recientemente en Michigan, uno de los estados clave en la elección y que toma los autos como la industria principal, que tomará medidas contra los vehículos eléctricos de China. Se puede ver no solo que la llamada teoría de la sobrecapacidad lanzada por la parte estadounidense en este momento es sólo un pretexto para el proteccionismo, sino que también la utiliza como una herramienta para sondear votos y buscar beneficios personales.

Algunas personas de EE. UU. deberían darse cuenta de que impedir la entrada a sus propios mercados de productos de nuevas energías chinas de buena calidad y buen precio no sólo perjudicará los intereses de los consumidores, sino que también atrasará la transición ecológica mundial y el desarrollo de las industrias emergentes. En lugar de gastar energía para urdir falsas narrativas, deberían encontrar formas de mejorar su competitividad.

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