Rusia ha asegurado que es extremadamente difícil de creer que Estado Islámico tuviera la capacidad de lanzar el ataque mortal del 22 de marzo en una sala de conciertos a las afueras de Moscú.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, María Zajárova, volvió a sugerir el 27 de marzo que Ucrania podría estar implicada en el ataque de algún modo, y mencionó que Occidente se había apresurado a culpar al Estado Islámico para desviar la atención de Kiev y sus partidarios occidentales.
Ucrania, por su parte, ha negado cualquier implicación y Rusia aún no ha aportado pruebas al respecto. El grupo Estado Islámico reivindicó la masacre y los servicios de inteligencia estadounidenses han respaldado esta versión. El atentado de la sala de conciertos a las afueras de Moscú es el peor ataque dentro de Rusia en dos décadas, llegando a una cifra de víctimas mortales que asciende ya a 143.