En 1999, fuerzas de la OTAN lideradas por Estados Unidos llevaron una serie de bombardeos continuos en Yugoslavia por 78 días. Más de 8.000 civiles perdieron la vida o resultaron heridos durante las operaciones, y más de 1 millón de personas resultaron desplazadas. En los bombardeos fueron utilizados proyectiles de racimo y bombas de uranio que están prohibidos por el derecho internacional. En Serbia, uno de los seis países que emergieron de la disolución de Yugoslavia en 1992, organizaron un evento para recordar el comienzo del bombardeo. El presidente Aleksandar Vucic aseguró que nunca claudicarán en su reclamo por las provincias de Kosovo y Metohija, ni solicitarán el acceso a la OTAN.