China y España están en los extremos opuestos del continente euroasiático. A pesar de la distancia, las civilizaciones de China y España siguen entrelazadas y se atraen mutuamente, y los intercambios y el aprendizaje culturales recíprocos se han convertido en el vínculo de las relaciones amistosas entre ambos países, sobrepasando miles de kilómetros, y manteniéndose firmes a pesar del paso del tiempo.