La atención global se centra en la implementación de la política de "no desacoplamiento" de EE. UU. respecto a China

CRI 2023-08-31 06:34:51
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Gina Raimondo, secretaria de Comercio de Estados Unidos, concluyó un viaje de cuatro días a China el 30 de agosto, marcando la cuarta visita de alto rango desde junio. El interés global se ha centrado en su periplo, especialmente en el anuncio conjunto entre EE. UU. y China de establecer un "nuevo canal de comunicación" destinado a mitigar malentendidos. Raimondo subrayó que no busca el distanciamiento de China y expresó optimismo respecto a la inversión de compañías estadounidenses en el país asiático. Aunque expertos consideran que el "nuevo canal de comunicación" tiene el potencial de promover el diálogo y el intercambio entre ambas naciones, su eficacia dependerá de las acciones concretas de EE. UU.

Considerando la actuación previa de la delegación estadounidense tras las tres visitas de dignatarios anteriores a China, no resulta sorprendente que la opinión pública albergue inquietudes legítimas. Por ejemplo, durante la visita del secretario de Estado de EE. UU., John Blinken, en junio, se afirmó claramente el compromiso de retomar la agenda establecida en la reunión de Bali entre los líderes de ambos países y de cumplir la promesa del Presidente Joe Biden sobre los "cuatro noes y una no intención". No obstante, en los últimos dos meses, la parte estadounidense permitió la visita de Lai Ching-te, el vicelíder de la región china de Taiwan, a EE. UU., continuó con la venta de armas a la región china de Taiwan e implementó restricciones a la inversión en China. Estos acontecimientos han suscitado serias dudas acerca de la credibilidad de EE. UU. En este contexto, la declaración de Raimondo plantea interrogantes sobre la sincronía entre palabras y acciones, lo cual requiere un análisis más profundo.

Se espera que EE. UU. lleve a la práctica la declaración de "no desacoplamiento", la cual está determinada no solo por la naturaleza de la relación comercial entre China y EE. UU., sino también por las necesidades realistas de la comunidad empresarial de ambos países. Esto resulta beneficioso tanto para la economía de China como para la de EE. UU., así como para el desarrollo de la economía mundial. Entonces, para materializar el "no desacoplamiento" en la práctica, ¿qué debe hacer la parte estadounidense?

En términos de conocimiento básico, Washington debe tomar la decisión correcta y reconocer que la esencia de las relaciones económicas y comerciales entre China y EE. UU. es el beneficio mutuo y una situación de ganar-ganar, donde no hay perdedores ni ganadores.

En el ámbito operativo, es imperativo que EE. UU. deje de politizar en exceso y securitizar en exceso las cuestiones económicas y comerciales. En la actualidad, EE. UU. enfrenta desafíos como la inflación y la crisis de la deuda. Kevin Hassett, expresidente del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca de EE. UU., mencionó hace unos días que la economía estadounidense podría verse afectada por otra oleada de inflación. Al mismo tiempo, se requieren compradores para los bonos del Tesoro estadounidense de nueva emisión. La solución a estos problemas está estrechamente vinculada a la cooperación con China.

La opinión pública internacional ha observado "algunos signos positivos" en las relaciones entre EE. UU. y China en los días previos a la visita de Raimondo a China. Entre ellos se encuentra el intento de Washington de prorrogar el Acuerdo de Cooperación Científica y Tecnológica entre EE. UU. y China, en vigencia desde hace décadas, así como el levantamiento de las restricciones a la exportación impuestas a 27 entidades chinas, según informó el sitio web del FT. Sin embargo, la comunidad internacional también ha expresado su preocupación por la posibilidad de que EE. UU. introduzca políticas para contener a China debido a las elecciones.

Las relaciones económicas y comerciales son el lastre de las relaciones chino-estadounidenses. Se espera que, con el establecimiento de un "nuevo canal de comunicación" como punto de partida, la parte estadounidense demuestre sinceridad al abordar los problemas, avance en sintonía con la parte china y promueva la estabilización y mejora de las relaciones chino-estadounidenses. Esto contribuirá a impulsar la recuperación de la economía mundial. Tras la visita de Raimondo a China, la atención mundial se centra en las próximas acciones de la parte estadounidense.

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