La interpretación estadounidense sobre la resolución de la ONU es un fraude

CRI 2023-07-31 21:33:16
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La Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos aprobó recientemente la Ley de Solidaridad Internacional con Taiwan, alegando que la resolución 2758 de las Naciones Unidas "reconoce únicamente que el Gobierno de la República Popular China es el único representante legítimo de China ante las Naciones Unidas, pero no aborda la cuestión de la representación de Taiwan en las Naciones Unidas ni adopta una posición sobre las relaciones entre la República Popular China y Taiwan". Este tipo de argumento es una distorsión de la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas, un fraude a la opinión pública por parte de Estados Unidos sobre la cuestión de Taiwan, y una parte importante de la trampa cognitiva tejida por Estados Unidos.

La resolución 2758 de las Naciones Unidas restablece todos los derechos de la República Popular China y decide la expulsión inmediata de los representantes ilegales de Taiwan. Además, la resolución deja claro que el Gobierno de la República Popular China es el único Gobierno legítimo de China en las Naciones Unidas, y que no existe la cuestión de las llamadas dos Chinas o una China, un Taiwan. Puede decirse que la resolución ha resuelto completamente la cuestión de la representación de toda China, incluido Taiwan, en las Naciones Unidas desde los puntos de vista político, jurídico y de procedimiento.

Y lo que es más importante, una serie de documentos de derecho internacional, como la Declaración de El Cairo y la Proclamación de Potsdam, han confirmado la soberanía de China sobre Taiwan. Estados Unidos, como signatario de estos importantes documentos, sabe claramente que Taiwan, como parte de China, no necesita ser señalada en absoluto. La Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos se apresuró a aprobar el llamado proyecto de ley para especular sobre la cuestión de la representación de Taiwan antes de la convocatoria de la nueva sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, lo que constituye un motivo ulterior de fingida ignorancia.

Desde una perspectiva más amplia, la provocación a la resolución 2758 de la Asamblea General forma parte de la fabricación por parte de Estados Unidos de una historia falsa, la creación de agendas y la manipulación de la opinión pública sobre la cuestión de Taiwan en los últimos años. Desde la repetición de la teoría indecisa del estatus de Taiwan hasta la afirmación de que la resolución 2758 de la Asamblea General no implica a Taiwan, Estados Unidos ha urdido una serie de falacias malintencionadas con el fin de desmantelar la base jurídica del principio de una sola China, competir por el derecho a definir el statu quo en el Estrecho de Taiwán y el orden internacional, y encontrar excusas para intervenir en la cuestión del Estrecho de Taiwan.

El principio de una sola China es un consenso general de la comunidad internacional. Nadie caerá en la trampa cognitiva cavada por Estados Unidos sobre la cuestión de Taiwan. En la actualidad, 182 países de todo el mundo, incluido Estados Unidos, han establecido relaciones diplomáticas con China sobre la base del principio de una sola China y se han comprometido a gestionar sus intercambios civiles, económicos y culturales con Taiwan de manera no oficial. Al desafiar el principio de una sola China en forma de derecho interno, Estados Unidos está desafiando el orden internacional de posguerra, el consenso de la comunidad internacional, los principios del derecho internacional y las normas básicas de las relaciones internacionales, y confirmando aún más que Estados Unidos es el mayor destructor del orden internacional.

Taiwan es parte inalienable de China, y ningún otro país tiene derecho a intervenir en los asuntos de Taiwan. Sólo existe una versión de la resolución 2758 de las Naciones Unidas, y no hay ninguna interpretación estadounidense. El uso que Estados Unidos hace de esta resolución está, en esencia, socavando el orden internacional de posguerra y perjudicando la soberanía y la integridad territorial de China, algo que el pueblo chino nunca aceptará y a lo que la comunidad internacional se opondrá con toda determinación.

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