¿Por qué la cumbre de la OTAN vuelve a provocar a China?

Se clausuró el día 12 la cumbre de la OTAN en Vilna. El comunicado conjunto de la cumbre publicado el día anterior mencionó más de una docena de veces a China, y una vez más afirmó que China plantea un "desafío sistémico" a la seguridad euroatlántica. En comparación con la cumbre de la OTAN celebrada en Madrid en junio del año pasado, en la que se adoptó el documento "Concepto Estratégico", el comunicado de la cumbre nombraba a China más veces, y también mostraba una postura "maestra", la de 2023 parece más agresiva.

De acuerdo con la agenda de la OTAN, esta cumbre se realizó principalmente para discutir la situación en Ucrania y la expansión del bloque, pero ¿por qué de nuevo provoca a China? De hecho, no es sorprendente. La OTAN es la mayor alianza militar del mundo, la fuerza motriz fundamental para su supervivencia es que debe haber un rival. ¿Cómo determinar este oponente? Desde el final de la Guerra Fría, la OTAN actualizó varias versiones del documento "Concepto Estratégico", cada actualización casi sigue los ajustes estratégicos de los Estados Unidos, lo que refleja las aspiraciones estratégicas de los Estados Unidos. Tras la llegada al poder de la administración de Joe Biden, ésta situó erróneamente a China como el "competidor estratégico más importante", y dejó claro que la "estrategia Indo-Pacífica" requiere la participación de la OTAN. Bajo la "batuta" de Washington, la OTAN se ha vuelto cada vez más dura hacia China, calificándola de "desafío sistémico" e intentando utilizarlo como excusa para inmiscuirse en los asuntos de Asia-Pacífico.

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, ha dicho sin rodeos que el futuro debe ser hacer frente a la "amenaza china" como base importante para la supervivencia de la OTAN. En una conferencia de prensa de la cumbre, aunque dijo que "China no es un enemigo de la OTAN", "es necesario mantener el contacto", desvió las palabras lanzando una serie de comentarios ridículos como "la parte continental de China amenaza a Taiwan" y "la acelerada acumulación militar de China" para confirmar que utilizar a China como "enemigo imaginario" ha sido un salvavidas para convivencia de la OTAN.

Más bien, es la OTAN la que mejor sabe crear "enemigos imaginarios" y "desafíos sistémicos" ante los que el mundo debe estar más alerta. Más de 30 años después del final de la guerra fría, este producto de la guerra fría sigue protagonizando enfrentamientos entre bandos y se ha convertido en una "máquina de guerra" impulsada por Estados Unidos. La OTAN afirma ser una alianza defensiva, que defiende el orden internacional basado en normas, pero ha ignorado el Consejo de Seguridad de la ONU y ha librado guerras contra varios países soberanos, como la República Federativa de Yugoslavia y Siria, con el resultado de la muerte de un gran número de civiles y el desplazamiento de decenas de millones de personas.

Hoy, bajo la presión de Washington, la OTAN ya no es portavoz de la seguridad europea, sino defensora de los intereses estadounidenses. Ha acusado injustificadamente a China de plantear un "desafío sistémico" que no lo comparten muchos de sus miembros.

Objetivamente hablando, dentro de la OTAN hay algunas voces racionales. Algunos Estados miembros, representados por Francia, insisten en buscar la autonomía estratégica europea, argumentando que la OTAN no debe saltar la frontera geográfica del Atlántico Norte, extender sus tentáculos a Asia-Pacífico y establecer una oficina de enlace en Japón. El presidente francés, Emmanuel Macron, dijo en una rueda de prensa posterior a la cumbre que la OTAN es una organización del Atlántico Norte y Japón no está en el Atlántico Norte. Esa voz debe tener más consenso dentro de la OTAN. Si la OTAN insiste en seguir a Estados Unidos e intenta perturbar Asia-Pacífico después de perturbar Europa, lo que le espera será una resistencia decidida.