El juicio contra Trump: reflejo del caos de la democracia estadounidense

Autor: Xi Pu

Recientemente, Donald Trump se convirtió en el primer expresidente estadounidense en ser acusado penalmente por el presunto pago de "dinero por silencio" y la falsificación de registros comerciales. Esto ha reflejado el círculo vicioso de la distorsión democrática, la incompetencia política y la discordia social en Estados Unidos.

Caos: vulgarización del sistema electoral

El dinero manipula el rumbo de las elecciones. En EE. UU., el gasto total de las elecciones presidenciales de 2020 y las elecciones de medio mandato de 2022 superaron respectivamente los 14 mil millones y 16,7 mil millones de dólares. Más del 90 % de los candidatos del Senado y la Cámara de Representantes llegaron al poder mediante el malgasto de dineral. La elección por mérito y capacidad ha cedido ante el intercambio entre el poder y el dinero, por lo que los elegidos son nada más unos "actores" expertos en demagogia, entre los cuales hay el "gran maestro" Trump. Lo irónico es que, con una popularidad ya muy por encima de la de sus potenciales rivales republicanos, Trump tiene la posibilidad de ganar las primarias presidenciales del Partido y volver a la Casa Blanca. Bajo este sistema, parece que el electorado puede expresar su demanda con su propia papeleta, pero en realidad, resulta ser no más que un instrumento del juego político en espera de que los ricos les planifiquen el futuro.

Disputa: armamentización del poder estatal 

La separación de poderes, originalmente diseñada para impedir el monopolio del poder, se ha convertido en un arma para que los dos Partidos se ataquen mutuamente. Por un lado, las contradicciones entre el Gobierno y el Congreso se han intensificado. La Cámara de Representantes controlada por los republicanos y la Administración de Biden se contienen mutuamente. Poco después del allanamiento de la residencia de Trump por la sospecha de que él podría haber escondido documentos confidenciales, Biden fue arremetido duramente por el Congreso tras el descubrimiento de documentos confidenciales en su residencia. Una vez que Biden y el Congreso no llegaron a un acuerdo sobre el aumento del techo de la deuda del Gobierno Federal, Trump fue acusado inmediatamente. Por otro lado, también es difícil que el poder judicial se quede al margen y mantenga la independencia. El Tribunal Supremo ha anulado sucesivamente la sentencia del caso Roe contra Wade y la ley del estado de Nueva York sobre la portación de armas ocultas, desviándose flagrantemente de la vía acertada del desarrollo social. Las disputas entre los tres poderes han sido bien enconadas, mientras que los problemas de gobernación como la brecha entre ricos y pobres, la violencia armada, el abuso de drogas y los descarrilamientos de trenes han sido ignorados.

División: polarización de la política partidista

Existen graves discrepancias entre los dos Partidos en casi todos los ámbitos. Predomina la tendencia malsana de "si yo no consigo algo, tampoco te permitiré conseguirlo", lo que ha perjudicado gravemente la eficiencia de la toma de decisiones y la capacidad de gobernación. El número de leyes aprobadas bajó de 4.247, entre el 93º y el 98º Congreso, a 2.081, entre el 111º y el 116º Congreso. Y la tasa de aprobación de los proyectos de ley presentados ha caído del 6 % del 106º Congreso al 1 % del 116o Congreso. La "vetocracia" no sólo ha reflejado la fragmentación social, sino que también la ha agravado, creando así un círculo vicioso. La identidad de "soy estadounidense" está sustituyéndose gradualmente por la de "soy republicano" o "soy demócrata". El 87 % de los demócratas creen que la investigación contra Trump es justa, mientras que el 80 % de los republicanos la considera como una persecución política. En ciertas medidas, EE. UU. se ha convertido en “Estados Desunidos”.

Fealdad: degeneración de la imagen democrática

La democracia estadounidense dejó de ser convincente desde hace tiempo. Según una investigación conjunta de The Washington Post y la Universidad de Maryland, el sentido de orgullo de los estadounidenses por la democracia ha sufrido una caída en picado, pasando del 90 % en 2002 al 54 % en 2022. The Economist criticó acerbamente a EE. UU. por haberse convertido en un "país democrático defectuoso". El presidente de Francia, Emmanuel Macron, indicó abiertamente que EE. UU. afronta una "crisis democrática". Sin embargo, EE. UU. sigue intentando librar una "cruzada" contemporánea contra China utilizando la narrativa de "democracia versus autoritarismo". No es porque China sea "antidemocrática", sino justamente lo contrario: China apuesta por la Gran Virtud en bien de todos, pero esto, a ojos de la parte estadounidense, ha sacudido la base de la perpetuidad de su hegemonía. Más aún, EE. UU., que se denomina a sí mismo "democracia", y a otros, "autoritarismo", ha convocado a unos pocos países occidentales para acosar a la mayoría de los países del mundo, y reunido al "grupo de países democráticos" a crear un sistema internacional no democrático, lo que en sí mismo es una falsa democracia y una verdadera hegemonía.

Los hechos han demostrado que, la democracia estadounidense no es un "modelo ejemplar", sino una "chapuza en abandono". El juicio contra Trump no es más que otro colapso previsible.

(El autor es observador de asuntos internacionales con sede en Beijing)