La reconciliación entre Arabia Saudí e Irán en Beijing no es inesperada

El día 10 por la noche, China, Arabia Saudí e Irán emitieron en Beijing una declaración conjunta tripartita, que apareció inmediatamente en los titulares de los principales medios de comunicación de todo el mundo. En esta declaración, los tres países anunciaron que Arabia Saudí e Irán habían llegado a un acuerdo que incluía la voluntad de restablecer las relaciones diplomáticas entre ambas partes, reabrir sus respectivas Embajadas y oficinas de representación en un plazo máximo de dos meses, organizar el intercambio de embajadores y explorar el fortalecimiento de las relaciones bilaterales. Los tres países expresaron asimismo su voluntad de hacer todo lo posible para fortalecer la paz y la seguridad regionales e internacionales.

"Se ha abierto una nueva página en las relaciones entre Arabia Saudí e Irán". "Un gran avance para la diplomacia de Medio Oriente". "Un hito histórico"... Numerosos medios de comunicación internacionales hicieron comentarios positivos al respecto. Incluso los medios de comunicación occidentales tan críticos con China han expresado su afirmación de los esfuerzos de mediación chinos. La reacción en Oriente Medio fue aún más positiva, y muchos países como Iraq, Omán y Líbano acogieron con satisfacción el resultado del diálogo saudí-iraní en Beijing. El secretario general de la ONU, António Guterres, agradeció a China que facilitara el diálogo, afirmando que contribuirá a promover la estabilidad en la región del Golfo.

El contenido del acuerdo alcanzado entre Arabia Saudí e Irán es pragmático, con una hoja de ruta para mejorar las relaciones y un calendario claro, es muy operativo. Si se lleva a cabo, se espera que las relaciones entre Arabia Saudí e Irán mejoren continuamente.

Entonces, ¿por qué eligen Beijing para el diálogo? Porque China siempre ha apoyado la autonomía estratégica de los países de Medio Oriente y siempre les ha apoyado para que resuelvan sus problemas mediante el diálogo y la consulta, sin buscar intereses personales ni participar en círculos reducidos, y es un verdadero amigo en el que los países de Medio Oriente pueden confiar. Este diálogo saudí-iraní en Beijing se basa en el consenso de los líderes de China, Arabia Saudí e Irán. En diciembre del año pasado, el presidente chino, Xi Jinping, asistió a la Cumbre de los Tres Anillos de los líderes de China-Países Árabes, China-Países del Golfo y China-Arabia Saudí. En febrero de este año, el presidente iraní realizó una visita de Estado a China. Los resultados de este diálogo muestran que China ha cumplido fielmente su deber de mediador de buena fe y fiable, y ha demostrado su responsabilidad de gran potencia.

Tanto Arabia Saudí como Irán son grandes potencias en Medio Oriente, y la reconciliación entre ambas partes ha abierto el camino hacia la paz y la estabilidad en la región y ha servido de ejemplo para resolver conflictos y diferencias mediante el diálogo y las consultas, siendo una llave para resolver el caos en Medio Oriente. Algunos analistas creen que esto tendrá un efecto importante en la distensión y resolución de las guerras civiles en Yemen, Siria y Libia.

Lo que es aún más notable es que el acercamiento saudí-iraní ha supuesto una gran ayuda para un mundo turbulento, es una "victoria para el diálogo y una victoria para la paz", en palabras del alto diplomático chino Wang Yi. Dice al mundo la verdad: la fuerza no puede resolver los problemas, y el diálogo es la única salida. No importa lo compleja que sea la cuestión o lo agudo que sea el desafío, siempre que el diálogo se lleve a cabo en pie de igualdad y con un espíritu de respeto mutuo, se encontrará una solución aceptable para ambas partes.

¿Confrontación o diálogo? ¿Conflicto o cooperación? Arabia Saudí e Irán han tomado la decisión correcta con sus acciones. Por supuesto, ambas partes tienen una larga y complicada historia de contradicciones, y es necesario un mayor esfuerzo para mejorar las relaciones. El diálogo en Beijing es un buen comienzo para mejorar las relaciones entre Arabia Saudí e Irán. También demuestra claramente que, en un mundo turbulento, la paz es la corriente principal y el diálogo es el camino correcto.