Después de una sucesión de trenes descarrilados, en Estados Unidos "algo anda mal en alguna parte"

Mientras en los medios tradicionales y en redes sociales se sigue discutiendo el accidente del descarrilamiento del "tren del gas" en Ohio y los habitantes de la zona siguen debatiéndose entre el pánico y las dudas, vehículos similares descarrilaron en Texas y Carolina del Sur. La sucesión de incidentes similares ha provocado la sospecha de muchos en Estados Unidos: "Algo anda mal en alguna parte". 

Según la revista digital Newsweek, sólo en los dos meses que van de 2023 se han producido más de una docena de accidentes ferroviarios en Estados Unidos. La media de descarrilamientos en todo el país es de 1.700 incidentes al año. Lo que es más preocupante, según datos del Departamento de Transporte, cada año se transportan por ferrocarril unos 4,5 millones de toneladas de químicos tóxicos, una media de 12.000 vagones que transportan materiales peligrosos y pasan por pueblos y ciudades cada día. Los vagones que circulan por las antiguas vías férreas son literalmente "peligros ambulantes". ¿Es esto una casualidad?

Tomemos como ejemplo el descarrilamiento del tren de Ohio. La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte hizo pública el día 14 de febrero su última investigación. En ella afirmó que la causa del accidente pudo estar relacionada con un sobrecalentamiento en los cojinetes de las ruedas. Sin embargo, muchos piensan que tal afirmación es demasiado superficial y no permite identificar a los verdaderos responsables.

Si se profundiza en la secuencia "tren descarrilado - compañía ferroviaria - sistema ferroviario - infraestructura - Gobierno de EE. UU.", es evidente que este descarrilamiento es el resultado de una mala gestión del sistema de ferrocarriles. También ilustra perfectamente la naturaleza de "búsqueda de ganancias" que incentiva a todo el sistema ferroviario estadounidense, y revela un problema de desarrollo de larga data.

Cuando el sistema ferroviario "huele a dinero", los riesgos se acumulan. El periódico británico The Guardian considera que el desastre de Ohio constituye una acuciante "llamada de atención". Los fallos estructurales del modelo de desarrollo ferroviario estadounidense han quedado al descubierto. A un nivel más general, el verdadero problema radica en el neoliberalismo como filosofía de desarrollo. El énfasis en la eficiencia económica y la continua desregulación ha provocado una competencia salvaje por reducir costos que, a la luz de los sucesos que analizamos, ha generado severos riesgos para la seguridad de la población. El neoliberalismo que inspira las políticas de EE. UU. y algunos otros países Occidentales solo pone de manifiesto los aspectos más perversos del capitalismo. 

En noviembre de 2021, el Gobierno de Joe Biden aprobó un proyecto de ley de infraestructura de más de 1200 millones de dólares en el que el Gobierno Federal se compromete a construir y mejorar carreteras, puentes, puertos, aeropuertos y otras instalaciones. Pero en Estados Unidos en los que prima el beneficio. Cabe preguntarse hasta qué grado el proyecto de ley podrá mejorar la infraestructura.

"Es increíble. ¿Es este nuestro país? ¿Cómo ha llegado a ser así?", muchos internautas estadounidenses están consternados ante la sucesión de descarrilamientos. Estados Unidos ha venido acumulando riesgos sistémicos durante décadas. Este descarrilamiento del tren en Ohio es solo una muestra de los problemas estructurales existentes en el país. Pero si no se realiza un cambio estructural profundo, cualquier programa de inversión en infraestructura se convertirá en un juego falaz para convertir fondos públicos en ganancias extraordinarias para administradores y contratistas privados. ¿Cómo responderían los políticos estadounidenses a la interrogación: "¿Cómo ha llegado Estados Unidos a ser así?"