La semana pasada, el Gobierno japonés anunció que, entre primavera y verano, vertería al mar aguas residuales radiactivas tratadas provenientes de la central nuclear de Fukushima. El 19 de enero, un grupo de manifestantes se congregó delante de la oficina del primer ministro japonés para protestar contra esta decisión.
El 18 de enero, naciones isleñas del Pacífico urgieron a Japón a frenar el vertido de aguas provenientes de la central nuclear de Fukushima ante el temor que se contaminen las pesquerías. El Foro de las Islas del Pacífico, un bloque regional integrado por 17 naciones isleñas, aseguró que el gesto tendrá un fuerte impacto en los caladeros de los que depende la economía de estas islas. Hasta la mitad del atún del mundo proviene de esta región. El presidente del bloque recordó que los habitantes de las islas del Pacífico siguen sufriendo las consecuencias a largo plazo de las pruebas nucleares realizadas en la región por Estados Unidos en las décadas de 1940 y 1950. En abril de 2021, Japón aprobó el vertido al mar de más de un millón de toneladas de aguas de Fukushima.