El “ladrillo” que ofreces, verdadero o falso, debe corresponde a la expectativa del adversario. En el caso de Shang Yang, la gente de Qin deseaba un premio justo; los troyanos se consideraban dignos de un trofeo magnífico; para el ejército de Jiao, una victoria fácil era irrechazable; y los japoneses estaban esperando informaciones de su objetivo.