Por haber desobedecido las órdenes del Cielo, el rey dragón del Río Jing fue sentenciado a muerte. Desesperado, se apareció en sueños al emperador pidiéndole que impidiera que el juez Wei Zheng, lo matara. El emperador llamó a Wei Zheng a la corte para asegurarse de que estaría a su lado. Sin embargo, una inesperada jugada del destino les esperaba.