El mundo necesita almacenar energía cinética para salir del túnel
En la portada de un número reciente de la revista británica, The Economist, un largo túnel ha visto su fin y a la luz final se vislumbra la vacuna para el coronavirus. El titular de la portada decía: De repente, la esperanza. La gente de todo el mundo ha estado luchando arduamente contra la pandemia durante un año, y sólo una vacunación generalizada a la población puede disipar el virus, y en definitiva, hacer que el mundo vuelva a la normalidad.
Con un tono objetivo, la revista semanal señalóque si bien las vacunas traen enormes esperanzas, no deben subestimarse los desafíos de la inmunización. En efecto, una cosa es que los científicos se esfuercen por conseguir una vacuna, y otra muy distinta es conseguir vacunar e inmunizar a la gente de forma generalizada, puesto que los obstáculos creados por los prejuicios y la política son a menudo mucho mayores que las dificultades existentes en la búsqueda científica.
Según muestran las investigaciones del Centro para la Innovación de la Salud Global de la Universidad de Duke, el número de vacunas pedidas per cápita de los países desarrollados es mayor que el de los países en vía de desarrollo, ya que Canadá, el Reino Unido, Australia, los Estados Unidos, la Unión Europea y Japón tienen más de 1,5 cursos de tratamiento per cápita, pero muchos países en desarrollo tienen menos de un curso per cápita, es decir, la población de los países en desarrollo está subvacunada.
Nadie está seguro hasta que todo el mundo lo esté, y los países en vía de desarrollo, en donde vive el 70% de la población mundial, son un eslabón débil de la lucha contra el coronavirus, mientras la gran mayoría de los países en desarrollo están subvacunados, un mundo libre del virus aún queda lejos.
Es particularmente urgente que las vacunas se pongan a disposición para todo el mundo, especialmente la gente de los países en desarrollo, como un producto público accesible y asequible. Se trata de un compromiso solemne hecho por el gobierno chino en la comunidad internacional, y China se ha sumado al programa de aplicación de la vacuna contra el coronavirus, al que se han negado a sumarse algunos países desarrollados.
Un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores de China explicó anteriormente que el principal objetivo de la decisión de China de sumarse al plan era promover la distribución equitativa de la vacuna a nivel mundial, asegurar que los países en desarrollo recibieran suficientes vacunas y motivar a otros países en condiciones de hacerlo a sumarse al plan de aplicación.
Hasta la fecha, muchos países han pedido vacunas chinas o han firmado acuerdos con China para producirlas como Indonesia, Malasia, Pakistán en Asia, así como varios países de Asia occidental y África del norte, como los Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Egipto.
La calidad de las vacunas desarrolladas en China no es inferior a la de las en Europa y los Estados Unidos, además son relativamente baratas y no requieren las duras condiciones de 70 grados centígrados bajo cero para su almacenamiento y transporte.
En la actualidad, el número acumulado de casos confirmados de la neumonía por coronavirus en todo el mundo ha superado los 73 millones, y el número de decesos ha superado los 1,6 millones. No obstante, el clima invernal ha supuesto un factor adicional a favor de la propagación virulenta en todo el mundo. Según predicen los científicos, en todo el mundo, la vacuna será escasa durante la mayoría parte del próximo año. Además, una quinta de la población mundial se verá amenazada por la neumonía por coronavirus con síntomas graves, incluidos dos tercios de las personas mayores de 70 años.
El estudio de la Universidad de Duke, citado anteriormente también demuestra que, aunque los países desarrollados están bien financiados y tienen una ventaja en el estudio y la producción de vacunas, la vacunación se centrará únicamente en sus propios países, y no se ha prestado suficiente atención a la propagación del coronavirus en los países en vía de desarrollo. Bajo las circunstancias complejas, es verdaderamente penosa la gran diferencia existente de la disponibilidad de vacunas entre los países en vía de desarrollo y los países desarrollados.
Brindar ayudas para los países en vía de desarrollo, hacer de las vacunas un bien público mundial y participar en la cooperación internacional son el resultado del compromiso de China bajo el concepto de una comunidad de destino común para la humanidad. Algunos países occidentales, que dan prioridad a la vacunación en sus propios países y son indiferentes a los países en desarrollo, afirman que China está haciendo una llamada diplomacia de las vacunas y exportando píldoras rojas, ¿quieren ver cómo más personas pierden sus empleos, se empobrecen e incluso mueren a causa del coronavirus?
La lucha mundial contra la pandemia ha llegado a un momento crítico. Todas las vacunas científicamente probadas, independientemente del país que las haya desarrollado y producido, son las armas comunes de la humanidad. Sólo con más tolerancia y colaboración puede la humanidad salir del túnel de la pandemia y volver a ver la luz por delante.