​Con la llegada del RCEP, el Acuerdo de Inversión Integral China-UE está más cerca

Antes de fin de año, el Acuerdo de Inversión Integral entre China y la Unión Europea será una realidad, según el objetivo trazado en septiembre pasado por los líderes del país asiático y del bloque europeo. Para ello, los equipos negociadores de ambas partes están trabajando a toda velocidad para alcanzar esa meta. Las negociaciones sobre el texto final y la lista de objetivos avanzan a paso firme para la firma ratificatoria del acuerdo de Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés).

RCEP es diferente del Acuerdo de Inversión Integral China-UE en su naturaleza. El primero se centra en el libre comercio en la región de Asia y el Pacífico, mientras que el segundo enfatiza el acceso abierto a los mercados entre China y Europa sin perjuicio de lo cual ambos van a traer importantes beneficios a la economía mundial. Esto es particularmente valioso en el momento actual, cuando la pandemia COVID-19 continúa extendiéndose y la globalización económica se enfrenta a reveses históricos. También destaca el hecho de que solo adhiriéndose al concepto de “destino compartido”, la humanidad puede dirigirse hacia un futuro mejor.

Con la llegada el RCEP, ha nacido la zona de libre comercio más grande del mundo, con su población total y escala económica que representan alrededor del 30% del total del planeta. Los académicos de Brookings Institution, Peter A Petri y Michael Plummer, analizaron las implicancias del RCEP, concluyendo que se puede implementar sin problemas, porque el proceso de negociación de ocho años ha sido como una montaña rusa, en la que China -la economía más grande en dicha región- ha estado participando pacientemente y centrada en la ASEAN, lo cual es el espíritu de la consulta e intercambio necesario para la gobernanza económica internacional.

Los hechos han demostrado que la firma de la RCEP significa una victoria para el multilateralismo y el libre comercio en el mundo.

Los resultados de este acuerdo no solo beneficiarán a las 15 economías de la RCEP, sino que también a otras zonas del mundo que tienen estrechas relaciones económicas y comerciales con la región. Solo por dar un ejemplo: en muchos países de la región, el comercio de productos procesados juega un papel importante en la economía y el objetivo de RCEP es hacer que el flujo futuro de bienes y capital en la región sea tan fluido y libre como en una economía.

De esta manera, el costo arancelario de los múltiples productos intermedios transfronterizos puede reducirse significativamente; bajando, así, el precio de venta de los productos finales, de modo de que miles de millones de consumidores puedan ver estos beneficios en su propio bolsillo. Este es un aspecto crucial entre las tremendas oportunidades que brinda RCEP al mundo.

Otros cálculos muestran que cuando la RCEP logre la liberalización del comercio en todos los sectores -excepto el agrícola-, la tasa de crecimiento de las importaciones de China aumentará en un 17,12%. Sobre este punto, el Handelsblatt, el influyente periódico económico de Alemania, señaló recientemente que en el contexto de la "islaización" de la economía mundial, el RCEP podrá despertar al Occidente dormido.

Para unirse a las enormes oportunidades de Asia y el Pacífico creadas por el RCEP, la forma más conveniente para Europa es firmar el Acuerdo de Inversión China-UE lo antes posible. Porque una vez firmado, los inversores chinos y europeos obtendrán condiciones de acceso a ambos mercados más favorables que antes, lo cual será solo el primer paso en los estrechos lazos económicos y comerciales entre China y Europa.

Tal como ha dicho Zhou Lihong, presidenta de la Cámara de Comercio de China ante la Unión Europea (CCCUE), las negociaciones del Acuerdo de Libre Comercio China-UE pueden incluirse en la agenda de ambas partes después del acuerdo de inversión, formando así una prosperidad tremenda en las vastas áreas desde el Océano Pacífico hasta la costa este del Océano Atlántico.