Necesitamos una ONU más fortalecida
Con el fin de la Guerra Fría, la bipolaridad que marcó el orden internacional desde mediados del siglo pasado, se dio paso a una breve etapa unipolar dominada por la influencia de Estados Unidos. Pero con el correr de los años, esta tendencia ha desaparecido para dar paso a un orden multipolar en las relaciones internacionales.
Este multilateralismo que han abrazado los países del orbe se viene gestando desde el inicio del siglo --con el surgimiento de China, el fortalecimiento de Europa y, el desarrollo de países como Brasil, Rusia, India, Sudáfrica e Indonesia--, trayendo consigo nuevos desafíos de gobernanza global.
El principal de estos desafíos es la construcción de un nuevo orden multipolar que se base en alianzas, en lugar de rivalidades; donde el diálogo y la diplomacia reemplazan la confrontación y la guerra. Para lograr que esta transición sea exitosa, organizada y pacífica, necesitamos tener un sistema multilateral fuerte y eficaz.
No obstante, lo que hemos observado recientemente va en contra del propósito inicial. Por ello, es necesario fortalecer el estatus y la influencia de las Naciones Unidas (ONU) y de todas sus agencias. Fundada hace 75 años, en 1945, luego de la segunda guerra mundial, la más sangrienta en la historia, la ONU cumplió las aspiraciones de crear un gobierno global que pusiera fin a los conflictos y mejorara la gobernanza en las relaciones internacionales, objetivos que mostró su antecesora, la Liga de Naciones, institución que no puede alcanzar esas metas.
Una ONU fortalecida dependerá de la voluntad de sus miembros, que en la actualidad suman 192 países, más dos naciones observadoras. Damos la bienvenida a la reforma en sus reglas y mecanismos. Como dijo el exsecretario general Dag Hammarskjöld, es posible que la ONU no pueda llevar a la humanidad al paraíso, pero sin duda la podrá salvar del infierno.
El actual secretario general António Guterres ya definió la fase actual como “aún no multipolar”, y señaló los cinco desafíos que enfrentamos: disrupciones geopolíticas, agresión ambiental, desconfianza en la globalización, influencia negativa de la tecnología digital y la pandemia Covid-19. Ninguno de estos problemas puede resolverse sin una coordinación multilateral. Si un miembro de la ONU quiere dar un paso atrás, todos los demás deben avanzar.
(Pedro Luiz Rodrigues es periodista y diplomático. Fue embajador de Brasil en Nigeria y se desempeñó en Estados Unidos, Bangladesh, Argentina, Paraguay, Israel y Francia. Fue director del periódico O Estado de São Paulo, en Brasilia, y secretario de Prensa de la Presidencia de la República y el Ministerio de Relaciones Exteriores.)