La vida no es un número y no importa la edad
El día 24 de mayo, el New York Times lanzó un informe especial titulado "El número de muertos en los Estados Unidos es cercano a 100.000, una pérdida inconmensurable". Enumeró los nombres, edades e identidades de 1.000 personas fallecidas por la COVID-19 en cuatro páginas que abarcaron la portada y las páginas posteriores.
"No son solo los nombres en la lista, solían ser parte de nosotros", el subtítulo del informe es bastante contagioso, la gente no puede evitar sentir que las cosas no son permanentes y la vida es frágil. "La pérdida de una persona es una tragedia, y la muerte de un millón de personas es solo una estadística". Aunque esta cifra de 100.000 ha conmocionado al mundo, Anthony Fauci, el principal experto médico deEE.UU.en la pandemia decoronavirusaún insiste en que existe la posibilidad de una subestimación sustancial. “Muchas personas infectadas murieron en casa antes de ir al hospital para recibir tratamiento. Obviamente, estos casos no se cuentan entre los fallecidos del nuevo coronavirus”. Parece que en el caos en los Estados Unidos, las vidas de muchas personas ni siquiera están incluidas en las estadísticas.
La "igualdad en la vida" es el consenso de la sociedad moderna. En esta crisis de la epidemia en los Estados Unidos, la realidad está lejos. El New York Times informó recientemente que la epidemia se ha extendido en aproximadamente a 7.500 hogares de ancianos en los Estados Unidos. Al menos 25.600 adultos mayores y el personal a cargo han muerto.
Aunque los casos relacionados solo representan el 10% del país, el número de muertos representa un tercio de la nación norteamericana.
Frente a un sacrificio tan trágico, el teniente gobernador de Texas, Dan Patrick, dijo a sangre fría: "Muchas personas mayores están dispuestas a sacrificarse para salvar al país". Recordando que en una conferencia de prensa en la Casa Blanca en marzo, cuando un periodista preguntó "si los poderosos tienen la prioridad de ser probados", el presidente Trump respondió con franqueza a "tal vez esto es la vida". Una declaración tan directa expone la desigualdad de la sociedad estadounidense. No es de extrañar que Jacob Hacker, politólogo de la Universidad de Yale, exclamara: "El aumento de la desigualdad tiene un gran impacto en nuestros sistemas sociales y políticos".
Con respecto al acto de dejar ir la vida por parte de las autoridades gobernantes de Estados Unidos, el Washington Post reseñó con tristeza: "Este es un asesinato aprobado por el estado... Está sacrificando deliberadamente a los ancianos, trabajadores, negros y latinos". La situación social actual revelada por los medios estadounidenses muestra que Estados Unidos en medio de la epidemia es más como un mundo selvático que aplica "la selección naturalosupervivencia del más apto". En respuesta a esta forma de "evolución" con la selección natural, el gobernador de Nueva York,Andrew Cuomo, criticó que "no puede promover el darwinismo social en nombre del mercado de valores", "no se puede dar a las vidas etiquetas de precio".
El día 20 de mayo, Time Weekly publicó un artículo de opinión de David Litt,un redactor de discursos del ex presidente Barack Obama, diciendo que la causa subyacente de la pérdida de vidas y empleos de muchas personas no es el fracaso del mecanismo de salud pública de EE. UU., sino la caída de su sistema democrático. Al mismo tiempo, formuló la interrogante: "El líder que elegimos ignora la voluntad del pueblo y mata a los estadounidenses. Estados Unidos tiene el modelo de gobierno representativo más superior del mundo, ¿cómo puede suceder esto?"
El antiguo dicho que insta a “apoyar y honrar a sus mayores, no debe olvidar a otras personas de la tercera edad que no están directamente relacionadas con usted." ha estado circulando en China durante miles de años. El amor y el respeto por los ancianos es una regla importante para probar que nuestra sociedad respeta la vida. El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, había enfatizado anteriormente que los ancianos y jóvenes tienen el mismo derecho a la vida y la salud, y "nadie puede ser sacrificado y abandonado" en medio de esta epidemia.
En el proceso de combate contra la epidemia del nuevo coronavirus en China, más de 3.600 pacientes mayores de 80 años de la provincia de Hubei han sido recuperados, incluidas 7 personas mayores de 100 años, la edad máxima era de 108 años y la tasa de éxito del tratamiento para pacientes mayores de 80 años era casi 70 %. La vida no tiene precio, y la vida es primordial. Se reflejan justamente en estas figuras específicas. No es un eslogan vacío, sino una responsabilidad "a toda costa".