La gran fortaleza espiritual del pueblo chino en la prueba de la epidemia merece la pena aprender para otros países

CRI 2020-05-11 21:38:07
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Tiempo atrás, cuando tuve la posibilidad de visitar ese inmenso país, me llamó la atención muy especialmente el alto grado de devoción que hay, tienen y muestran, hacia el conocimiento que yace en la gente mayor, los adultos mayores como decimos por estas latitudes. Esas personas que nos anteceden en el camino de la vida, constituyen un reservorio de conocimiento y experiencia indispensable para poder hacer las cosas mejor en el futuro, abrevar en ellos y nutrirnos de sus conocimientos para no repetir errores y ganar en paciencia, en especial en un mundo tan dinámico y cambiante. Pues bien, esa gente es la que ha sido especialmente atendida en China durante esta catástrofe sanitaria mundial, que nos tiene en vilo y que por tanto tiempo está sacudiendo los cimientos del funcionamiento del mundo tal cual lo conocemos hasta aquí.

El pueblo chino, mostrando una vez más una gran fortaleza espiritual, un sentido de grupo y pertenencia que nos cuesta ver en otras regiones, ha sabido encolumnarse nuevamente detrás de un objetivo común, cual es impedir la propagación del virus con medidas fuertemente restrictivas y que conllevan una gran carga emocional para la población, pero que han sido acatadas a pie juntillas por los chinos y las chinas, y cuyo seguimiento ha permitido que hoy China se comporte ejemplarmente con el resto del mundo, no solamente colaborando para encontrar una cura para la COVID-19, sino también donando material sanitario y transmitiendo su conocimiento y experiencia en esta dura batalla que ya ha dejado de ser regional y convertirse en problema mundial.

Ese carácter patriótico, de férrea disciplina y que caracteriza a muchos pueblos de oriente, pero en particular a los chinos, les ha permitido enfrentar muchas veces coyunturas muy desfavorables (desde episodios bélicos hasta fuertes golpes de la naturaleza como terremotos y tsunamis) con mucha entereza y dignidad, al punto que se han convertido en ejemplo para los pueblos de la región pero, para mi modesto punto de vista, también para aquellos pueblos y culturas con los que no solamente tienen distancia geográfica sino fundamentalmente cultural. Es sorprendente la mirada que desde mi país en particular, pero desde Latinoamérica en general, hacemos sobre los gestos y actitudes del pueblo chino frente a esta desgraciada circunstancia, frente a este desafío que nos pone a prueba. Aprendemos de sus gestos, de su apego a las reglas y a la conducción política, aspectos fuertemente ligados a valores de una cultura milenaria que para nosotros es desconocida, y que ahora respetamos y tratamos de comprender prestándole mucha mayor atención.

China, paulatinamente y como un faro para la región y desde allí iluminando al resto del mundo, enfoca con sus luces un horizonte promisorio para las relaciones humanas globales, con gestos y actitudes que todos valoramos mucho, y en particular en mi país, en donde hemos recibido donaciones y materiales que hemos comprado gracias a la disposición de ambos gobiernos y a su excelente relación política, económica y cultural. La lucha que China está llevando a cabo para combatir la epidemia es ejemplar, y observamos desde aquí con mucho interés qué y cómo lo están haciendo, ya que por razones estacionales en este lugar del mundo el proceso de contagio nos llegará en pocos días. Aprender de la disciplina que muestra el pueblo chino será vital para nosotros, y esperemos que el futuro nos encuentre más sabios, más juntos, humildes y con voluntad suficiente para progresar en un mundo que se presenta hostil.

Es hora que la sabiduría china se desparrame con sus valores por otras regiones, para que de su calidad podamos enriquecer nuestras formas, gestos y actitudes, y así nos sea más sencillo marchar juntos a un futuro más benigno para todos.


Mg. Gustavo Alejandro Girado

Director – Estudios en China Contemporánea

Universidad Nacional de Lanús


(Sofi Wang)

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