Solidaridad

China vive uno de los momentos más complejos y difíciles de su historia reciente. El estallido de la epidemia del nuevo coronavirus en unas fechas tan significativas como la Fiesta de la Primavera ha afectado muy seriamente a la vida de muchas personas.

Tiempo habrá para analizar las causas que han propiciado esta calamidad y de adoptar severas medidas para impedir que vuelva a suceder en el futuro, pero ahora es el momento de la prevención, del control, de la disciplina social y también de la solidaridad.

El despliegue de acciones contundentes y decididas adoptado por las autoridades evidencia tanto la plena conciencia del potencial de gravedad de esta crisis de salud pública como una enorme resolución para atajarla.

En todo el mundo se sigue con atención el desarrollo de la epidemia. Ningún país está sobradamente preparado para encarar una situación de este tipo, pero justo es reconocer la energía con que se han adoptado medidas expeditivas sin reparar en los costes materiales para brindar apoyo y asistencia a las personas afectadas. Ello pone de manifiesto la existencia de una firme voluntad de poner coto y controlar su propagación, reforzada con una capacidad de movilización que muy pocos países en el mundo podrían imitar.

La crisis es un revulsivo cívico para una sociedad históricamente habituada a las dificultades. Y estas de hoy, a buen seguro, también serán superadas. En estas horas, la cooperación y la solidaridad internacional también importan.

Xulio Ríos

Director del Observatorio de la Política China