México, heredero de la antigua Ruta de la Seda y protagonista de la nueva
Arturo Montero, Ph. D.
Universidad del Tepeyac
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
La “Gran Bahía” es la metrópoli más poblada del mundo con 69 millones de habitantes, está conformada por las ciudades de Zhuhai, Guangzhou, Shenzhen, Foshan, Zhongshan, Dongguan, Huizhou, Jiangmen y Zhaoqing, junto con las regiones administrativas de Hong Kong y Macao. Este complejo urbano ocupa una extensión de 56,000 km cuadrados que corresponde al 0.6 % del territorio de China, es apenas el 0.6% de la extensión del país. Sin embargo, contribuyó en el año 2016 con el 12.4 % de la economía de China.
Es sin duda uno de los centros de desarrollo comercial e industrial más prósperos del mundo, fue en el espectacular Centro de Convenciones de Zhuhai, donde nos reunimos ciudadanos de todo el mundo del 19 al 21 de septiembre de 2018, en el foro “The 21st Century Maritime Silk Road” para hacer verdad el proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. He venido desde México, que está al otro lado del mundo, para participar como académico y sumarme a la integración comercial y cultural que se busca entre la “Gran Bahía” y América Latina.
China, arremete contra las fronteras que dividen a los países del gran continente de Eurafrasia con una extraordinaria propuesta de integración comercial con la Nueva Ruta de la Seda, un proyecto que enlazará a las naciones de Europa, Asia y África. Esta es la versión moderna de la célebre ruta comercial que unió a China con el mundo por más de 2 mil años, la cual quedó en desuso para el siglo XV. Ahora, 500 años después, gracias al liderazgo de Xi Jinping, presidente de la República Popular China, la ruta se verá renovada impulsando el comercio internacional con la transformación de la infraestructura portuaria, aérea y terrestre entre China y Eurafrasia; la propuesta incluye también a los países de América Latina y a todos los que se quieran sumarse a esta intención mercantil y cultural.
Para el siglo XV, con el auge de la navegación y las nuevas rutas marítimas comerciales, así como el apogeo de los imperios árabe, mogol y turco, fue languideciendo la importancia de la Ruta de la Seda como arteria comercial entre Oriente y Occidente. Este fue el principal factor que impulsó las exploraciones portuguesas en el océano Índico y el Mar de China, dando lugar a la llegada del primer barco mercante europeo a las costas de China en 1513. Por su parte, los españoles buscaron con la expedición de Cristóbal Colón establecer una ruta comercial alternativa a China a través del Atlántico, en su camino encontraron al nuevo continente americano, que en su tiempo fue el puente natural entre Asia y Europa, fue así como se estableció la ruta de la Nao de China, que cruzaba el océano Pacífico con grandes barcos que desplazaban hasta dos mil toneladas; las naves arribaban una o dos veces al año al puerto mexicano de Acapulco, con mercancías provenientes de Asia. Una vez en tierra, los productos eran transportados hasta el puerto de Veracruz en el Golfo de México para embarcarse a Europa, en su camino pasaban por la Ciudad de México, era una ruta muy complicada que he estudiado por años. México en el siglo XVI, contaba con escasa infraestructura para sus caminos, eran mil kilómetros cruzando montañas, selvas y desiertos, superando un desnivel de tres mil metros entre la costa y el punto más alto de la ruta comercial, todo a lomo de mulas, en un recorrido que siempre variaba en su duración de tres a seis meses, y en el cual se sufrían constantes accidentes. La Nao de China que partía de Filipinas con productos de China y tenía como destino el puerto de Acapulco en México, fue la primera vía en cruzar regularmente el Pacífico a partir de 1565, creándose así una extraordinaria ruta comercial de alcance mundial que se mantuvo hasta el año de 1815.
México con la Nao de China, heredó la antigua Ruta de la Seda para enlazar Oriente con Occidente, por 250 años tuvimos el privilegio de unir continentes gracias a nuestra posición geografía, y a nuestra plata, que se volvió moneda regular en Oriente. Ahora, en el siglo XXI, somos un puente aún más amplio, porque también nos conectamos con las potencias de Canadá y Estados Unidos al norte; y al sur, con las naciones de América Latina. Este es el momento en que México puede ser un importante protagonista en la Nueva Ruta de la Seda, que se perfila como una alternativa para ampliar los intercambios interregionales donde la diversificación comercial es primordial más allá de la dependencia comercial de México con los Estados Unidos de América.
Personalmente, me gustaría conmemorar esos 250 años de intercambio mercantil entre China y México, produciendo documentales en video, reportajes para la prensa escrita y artículos académicos, en que la memoria histórica de nuestras naciones no se olvide y sirva como cimiento para nuestra futura relación como socios comerciales en el siglo XXI.
Durante el período colonial entre los siglos XVI y XIX, América no prosperó, tuvo que soportar siglos de explotación por parte de otras naciones, fue despojada de sus riquezas, y miles de sus hijos en el siglo XX han tenido que migrar. Fue así como América Latina se convirtió en un escenario de pobreza e injusticia, pero esa imagen de subdesarrollo está por cambiar si realizamos los proyectos de cooperación que se están consolidando con China, que, por cierto, es actualmente un importante socio comercial. La Nueva Ruta de la Seda, fortalece la propuesta de un intercambio asentado en la igualdad y la inclusión, así que este foro “The 21st Century Maritime Silk Road” tiene como punto de partida el beneficio mutuo que busca alcanzar un destino compartido. México ya está trabajando para sumarse al comercio internacional incrementando su infraestructura con la ampliación de sus puertos, inaugurando nuevas carreteras, construyendo aeropuertos y planeando una nueva ruta de ferrocarril en el área Maya, porque sin infraestructura no hay desarrollo.
La Nueva Ruta de la Seda, es la propuesta comercial global más importante de los últimos siglos. Gracias a la participación y guía del presidente Xi Jinping, se reanuda un dialogo entre las naciones en desarrollo y la República Popular China. Un diálogo que encuentra en la justicia y la amistad elementos primordiales. Estas son las fortalezas que promueven el crecimiento a partir de la ganancia compartida.
A partir del año 2015, Zhuhai ha incrementado su atención para América Latina, fue así como celebró con éxito en la Zona de Libre Comercio de Hengqin, la “IX Cumbre Empresarial China-América Latina”, por cierto, para mediados de octubre de ese mismo año, se organizó una cumbre similar en México. Este es el plan estratégico de la iniciativa denominada “Una Franja, Una Ruta” que concede gran importancia a la cooperación. En los últimos años, con el establecimiento de la asociación de cooperación integral entre China y América Latina, Zhuhai está promoviendo activamente más intercambios económicos y comerciales, acelerando la cooperación e inversión mutua entre las empresas de Zhuhai, Guangdong, Hong Kong y Macao, con las empresas de países de América Latina en ámbitos como la industria, la tecnología, la aviación y los puertos.
Sin duda, somos muchos en el mundo los que queremos ver una América Latina aliviada de la pobreza y las enfermedades, no queremos ver a nuestros jóvenes migrando por miles a Estados Unidos, donde las fronteras se cierran cada día más, estamos perdiendo nuestra mayor riqueza. Queremos también preservar el ambiente con una economía bien planeada, que no destruya los bosques y que proteja a las especies en peligro de extinción, porque la biodiversidad no es sólo un patrimonio de América o de México, es un patrimonio de toda la humanidad. Estoy seguro que la Nueva Ruta de la Seda es el componente necesario para alcanzar el desarrollo de mi país y la prosperidad en el Mundo.