Los deseos de los niños afganos se ven truncados por la realidad de su país

CGTN 2022-06-02 11:46:38
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En Afganistán, la infancia sufre las consecuencias de un país desolado por la guerra.

En la víspera del Día Internacional de la Infancia, el 1 de junio, Rahmatullah, de 15 años, trabaja en un horno de ladrillos cerca de Kabul, la capital de Afganistán. Viene aquí todos los días a encargarse de trasladar ladrillos.

"Trabajo aquí de 1 am a 6 pm y gano 300 ani (unos $3,40) al día. No había otra manera, mi padre tuvo un infarto. Empiezo a trabajar todos los días a la 1 am y no tengo tiempo para ir a la escuela. Mi sueño era ser ingeniero o ser médico", dijo Rahmatullah, niño afgano.

También hay muchos niños como Rahmatullah que tienen que trabajar en este horno de ladrillos.

La situación en la ciudad tampoco es buena. En la capital, Kabul, e incluso en todo Afganistán, miles de niños trabajan duro en las calles de la ciudad.

Han pasado nueve meses desde la retirada de ejército de Estados Unidos de Afganistán a finales de agosto de 2021. Las continuas sanciones unilaterales de Estados Unidos y los retrasos en la devolución de miles de millones de dólares de activos congelados del Banco Central afgano están empeorando la crisis económica de este país, un lugar devastado tras los 20 años de agresión de EE. UU. Ahora, incluso estos niños pequeños tienen que compartir la carga de ganar dinero para sus familias con sus padres u otros miembros de la familia. Los sueños de estudiar de los niños se han roto a causa de esa vida tan dura.

"Yo fui a la escuela y una vez quise ir a la universidad y ser un profesor respetado. Pero no tenía dinero, así que era poco probable que se hiciera realidad. La pobreza me ha quitado el futuro", dijo Nur Mohammed.

Pero todavía hay muchos niños que se aferran a sus sueños. Un ataque aéreo por el ejército estadounidense quitó la vida a casi toda la familia de Brakatullah, un joven de la provincia de Laghman, dejándolo solo con su hermana. Brakatullah no sólo tiene que trabajar para ganarse la vida, sino también para cuidar a su hermana. Insiste en ir a la escuela, aunque sea difícil, porque todavía tiene muchas expectativas de futuro.

"Para poder ir a la escuela un día, ahora tengo que trabajar. De momento, no tengo tiempo para estudiar porque no quedan otros mayores en la familia y yo soy el cabeza de familia", dijo Brakatullah.

Swadaba Nezhand, activista social y maestra afgana, imparte clases en los parques de la ciudad de Kabul para que los niños desfavorecidos también tengan acceso a la educación.

Con motivo del Día Internacional de la Infancia, el 1 de junio, se espera que Afganistán, un país devastado por la guerra, se reconstruya pronto con el esfuerzo de todas las partes, y que más niños que luchan por ganarse la vida y que ahora no pueden asistir a la escuela, vuelvan pronto a ella y puedan hacer realidad sus sueños.

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