El llamado "nuevo pilar" de la política contra China no puede sostener la hegemonía estadounidense

El 26 de mayo, hora local, cuando el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken, pronunció un discurso sobre la política de su país hacia China en la Universidad George Washington, lanzó un nuevo planteamiento de la política hacia China centrado en "inversión, alianza y competencia". Contrapuesto con el discurso anterior de "competencia, cooperación y confrontación", el nuevo postulado parece haberse enfriado, pero en realidad es un mismo remedio.

En marzo de 2021, en su primer discurso de política exterior después de asumir el cargo, Blinken propuso la tríada de "competencia, cooperación, confrontación" de la política para China. Cualquier persona perspicaz puede ver que este es un truco para reprimir y contener a China. De "competencia, confrontación y cooperación" a "inversión, alianza y competencia", lo que ha cambiado es solo los medios y métodos utilizados por los EE. UU. para contener a China, mientras que la mentalidad de la Guerra Fría y la trama hegemónica permanecen sin cambios.

Una lectura cuidadosa del discurso revela que la llamada "inversión en los Estados Unidos" tiene como objetivo desarrollarse y mejorar la competitividad de los Estados Unidos. No obstante, la llamada "alianza" busca "formar bandas" y hacer de los aliados una herramienta para que los Estados Unidos repriman a China; la llamada "competencia" es sólo un disfraz para frenar y contener China. Se puede ver que los dos primeros son medios, y el tercero es el fin. En el último análisis, es para mantener la hegemonía estadounidense.

En su discurso sobre políticas relacionadas con China, Blinken también anunció que el Departamento de Estado de EE. UU. establecería un "Grupo de China". Hace solo unos días, el recorrido del presidente estadounidense, Joe Biden, a Asia promovió vigorosamente la llamada "estrategia del Indo-Pacífico" y se comprometió instigar la división y la confrontación a través de la diplomacia de los "pequeños círculos". A juzgar por estos incidentes, es difícil ocultar su verdadero propósito de contener y reprimir a China, a pesar de que EE. UU. ha lanzado muchos estratagemas en su declaración de política hacia China.

Es con este propósito que en su discurso, Blinken volvió a jugar el viejo truco de difundir información falsa y exagerar la "amenaza de China", calumniando a China como "el desafío más serio a largo plazo para el orden internacional".

Desde hace tiempo, ha habido muchas contradicciones en los Estados Unidos. La última encuesta publicada por Gallup el día 25 muestra que bajo la influencia de los frecuentes tiroteos masivos, la inflación récord, la escasez de materiales y los altos precios de la gasolina, solo el 16% de los encuestados se siente satisfecho con la situación actual en los EE. UU., el 83% del público cree que Estados Unidos está "desviado". La última encuesta publicada por Reuters e Ipsos el día 24 mostró que el índice de aprobación del presidente estadounidense Biden ha caído al 36%, el nivel más bajo durante su presidencia.

En ese contexto, Blinken pronunció este discurso, ya sea que haya afirmado que invertiría en los Estados Unidos o que no iniciaría una nueva guerra fría contra China, el propósito era permitir que los Estados Unidos tomaran un respiro y se recuperaran. Al mismo tiempo, utiliza la exageración de la "amenaza de China" para ganar votos para que el Partido Demócrata sirviera a las necesidades de las elecciones intermedias de Estados Unidos.

Para China, no importa cómo EE. UU. renueve su declaración de política sobre China, la clave depende de sus acciones. Hasta ahora, los compromisos hechos por el líder de EE. UU. todavía están flotando en el aire, y la nueva declaración de "no desatar una nueva Guerra Fría" aparece, pero la gente necesita escuchar sus palabras y ver sus hechos. Los políticos estadounidenses deben darse cuenta de que demasiadas expresiones de "desacuerdo" solo destruirán su credibilidad.