¿Cuántas vidas más se necesitan para despertar la conciencia de los políticos estadounidenses?

"Este tipo de cosas solo suceden en nuestro país, no en cualquier país. En ningún lugar se puede pensar que a un niño en la escuela se le pueden disparar ese día", el día 24 el senador demócrata de EE. UU., Chris Murphy, dijo emocionado en un discurso ante el Senado. El mismo día, ocurrió un tiroteo grave en la Escuela Elemental Robb en Uwald, Texas, EE. UU., y más de 20 personas murieron, incluidos al menos 19 niños.

Fue una tragedia desgarradora e impactante y el tiroteo escolar más mortífero en los Estados Unidos desde el tiroteo en la escuela primaria Sandy Hook en Newtown, Connecticut, en 2012. Esos niños eran vidas frágiles, la esperanza de sus familias, y tendrían un futuro brillante, pero ahora son víctimas de la violencia armada. Sin embargo, esto es un asunto corriente para algunos políticos estadounidenses: hace solo 10 días, al menos 10 personas murieron en un tiroteo en un supermercado en Buffalo, Nueva York, EE. UU.

Estos tiroteos que conmueven al mundo han dejado al pueblo estadounidense en la desesperación. Desde el tiroteo de Sandy Hook, ha habido más de 3500 tiroteos masivos en los Estados Unidos que han resultado en cuatro o más víctimas, según Gun Violence Archive, una organización sin fines de lucro. Suceden en casi todos los rincones de la sociedad estadounidense: una iglesia afroamericana en Carolina del Sur (2015), un club nocturno en Orlando (2016), un festival de música country en Las Vegas (2017), una escuela secundaria en Florida (2018), Walmart en Texas (2019)... La violencia armada ha sido durante mucho tiempo una plaga, una enfermedad incurable en Estados Unidos.

Según un informe publicado recientemente por el Departamento de Justicia de EE. UU., de 2000 a 2020, los fabricantes de armas de fuego de EE. UU. produjeron más de 139 millones de armas para el mercado civil, y solo en 2020 se lanzaron al mercado 11,3 millones de armas. Aparentemente, el control de armas en los Estados Unidos es difícil porque la Segunda Enmienda de la Constitución sobre la posesión de armas por parte de los ciudadanos es difícil de modificar. De hecho, este problema está relacionado con muchos temas, como las disputas de los partidos políticos, los grupos de interés y el racismo en los Estados Unidos. En particular, la política estadounidense está al servicio de los votos y el dinero, lo que dificulta el proceso de control de armas.

Como la organización de propietarios de armas de fuego más grande y un poderoso grupo de interés en los Estados Unidos, la Asociación Nacional del Rifle de los Estados Unidos tiene al menos 5 millones de miembros y una gran cantidad de fondos, y tiene una gran influencia en las elecciones presidenciales y legislativas. La asociación gastó más de $29 millones solo en las elecciones federales de 2020, según Open Secret, un sitio web estadounidense que rastrea las donaciones políticas. Este complejo militar-industrial de "políticos + traficantes de armas" tiene un profundo impacto en la política y la opinión pública de Estados Unidos. Por eso los frecuentes disparos en Estados Unidos nunca pueden despertar a los políticos que fingen estar dormidos.

Nadie sabe cuántas vidas más caerán a punta de pistola para despertar la conciencia de los políticos estadounidenses. Cuando son indiferentes al derecho más básico a la vida de su propio pueblo, ¿cómo puede el mundo creer que realmente se preocuparán por los derechos humanos de otros países? El sonido de los disparos ya ha hecho añicos la máscara de los "derechos humanos estadounidenses".