La "democracia estadounidense" está enferma más grave un año después de los disturbios en Capitolio

Cada vez que Harper White mira la cúpula del Capitolio de los Estados Unidos, piensa en el 6 de enero de hace un año. En ese momento, se encerró en una oficina a pocos pasos del salón de la Cámara. Después de que sonaron los disparos, trató de esconderse en una caja de madera del tamaño de la mitad de su cuerpo.

El día 6, hora local, el "Washington Post" informó que el asistente del congresista estadounidense White fue testigo de los disturbios en el Capitolio. El mismo día, White se dirigió a cientos de personas fuera del Capitolio. Y a menos de tres millas de distancia, un grupo de personas realizó una manifestación para apoyar a los detenidos en los disturbios del Capitolio. Tal escena de confrontación es un fiel retrato de la profunda división de los Estados Unidos en el último año. Esto ha mostrado al mundo: ¡la "democracia estadounidense" está enferma más grave!

Hasta el día de hoy, los dos partidos todavía tienen sus propias opiniones sobre si el incidente del Capitolio es un motín o una protesta para salvaguardar la imparcialidad de las elecciones generales, y las contradicciones son agudas. La encuesta de Associated Press muestra que el 30% de los republicanos cree que el incidente del Capitolio "no es violento"; el 90% de los demócratas cree que el incidente del Capitolio es "muy violento" o "extremadamente violento". La determinación de los políticos sobre la naturaleza del incidente ha sido un testimonio de su lealtad a su partido. Un evento catastrófico se ha convertido en una herramienta del partido y el gobierno, lo que sin duda es una gran vergüenza para la "democracia estadounidense".

Al mismo tiempo, la división provocada por los disturbios en el Capitolio ha intensificado la "política de veto" en Estados Unidos. Durante el año pasado, las reformas policiales, las medidas de control de armas y los planes de gasto económico relacionados con el sustento de las personas se estancaron repetidamente y la gobernanza social en los Estados Unidos se estancó. Mucha gente teme que si las dos partes continúan en el camino del odio, el ataque y la satanización recíprocos, el funcionamiento del gobierno de los EE. UU. pueda paralizarse. Esto también demuestra plenamente que el tipo de democracia de "una persona, un voto" defendida por los políticos estadounidenses es sólo una mera formalidad y no puede proteger los intereses básicos de los votantes en absoluto.

Más peligroso aún, el impacto de los disturbios en el Capitolio en "sacudir a la nación de los Estados Unidos" se ha vuelto cada vez más evidente. Una encuesta en Estados Unidos a fines del año pasado mostró que más del 34% de los estadounidenses creía que las acciones violentas de los ciudadanos contra el gobierno estadounidense estaban “justificadas”, proporción que alcanzó el valor más alto en décadas. El expresidente estadounidense, Jimmy Carter, publicó recientemente un comentario en el "New York Times" en el sentido de que "nuestro país se está desmoronando al borde de un abismo en constante expansión. Si no tomamos medidas inmediatas, nos enfrentaremos a un riesgo real de conflicto interno". "El Time" y el "Newsweek" también coinciden en que "el fantasma de la guerra civil está sobre Estados Unidos".

La democracia no se usa para hacer adornos, sino para resolver los problemas que el pueblo necesita resolver. En los Estados Unidos actuales, el "déficit de la democracia" es impactante. Esos políticos estadounidenses que gritan consignas deben abandonar el egoísmo y la hegemonía, y tratar la "democracia estadounidense" lo más rápido posible. Si continúan practicando la realidad antidemocrática bajo el pretexto de la democracia y creando confrontaciones y divisiones, seguramente empujarán a Estados Unidos a una situación más peligrosa. Como dijo la "Revista Americana", "Cuando veamos el humo del incendio del Capitolio, será demasiado tarde para tomar extintores de incendio".