Muralista argentino lleva sus obras hiperrealistas a distintas partes del mundo

Desde Buenos Aires hasta Tumby Bay, una pequeña localidad sureña de Australia, las obras hiperrealistas del muralista argentino Martín Ron persiguen "subir el ánimo y despertar pasiones en la gente" al tiempo que embellecen los espacios públicos.
Con murales de más de 65 metros de altura, composiciones tridimensionales y un increíble nivel de detalle, Ron aseguró en entrevista con Xinhua que sus obras se inscriben en el "realismo mágico" y actualmente el impacto de sus creaciones le ha permitido gozar de una importante proyección internacional, al punto de ser considerado uno de los 10 mejores muralistas del mundo.
"Hago surrealismo urbano, no tanto por el surrealismo que conocemos que es onírico, sino que pinto un tipo de situación fantástica utilizando el recurso del hiperrealismo. Trato de generar una ilusión óptica de manera tal que lo que yo pinto se interpreta como real, como que sale de las paredes", reflexionó.
En su taller radicado en el popular barrio Caseros de la provincia de Buenos Aires, el artista dijo que su carrera artística no ha estado exenta de desafíos: cuando tenía 13 años, cuando pintó su primer mural, hasta la actualidad, cuando ya cuenta más de 300 murales en distintas localidades argentinas y ciudades de España, Alemania, Inglaterra, Estonia, Australia, Bélgica, Malasia y Estados Unidos.
"A los 13 años yo no sabía lo que estaba haciendo, era un adolescente, mi inclinación era salir a descubrir el mundo y mi manera de comunicarme era a través de arte, y así fui encontrando en pintar una pared, un camino a seguir", expresó.
"Fui, sin querer, generando una identidad en la gente que me conocía. Esto empezó como un juego, pasó a ser un 'hobbie' (pasatiempo) y luego una actividad muy interesante que se convirtió en un estilo de vida y en una profesión", agregó.
En Buenos Aires, algunos de los murales de Ron forman parte del proyecto "Embellecimiento Urbano" que realiza la Municipalidad Tres de Febrero (oeste) con el propósito de transformar las calles a través del arte.
Más al sur, en la localidad de Banfield, se encuentran dos de sus obras más conocidas: una niña con legos pintada en un edificio de 21 pisos, y a pocos metros un niño con un globo metalizado.
"Si pinto niños gigantes, una tortuga saliendo de la pared, da la impresión de que realmente es una tortuga que sale (de la pared) ese realismo mágico sale al acecho, y no deja de ser una situación surrealista que convive con otras situaciones cotidianas de la calle", manifestó Ron.
El artista trabaja con materiales comunes como látex, acrílicos, hidroesmaltes, aerosoles, rodillos, y, según la envergadura de la obra, ya sea las dimensiones, los riesgos o la importancia, lo acompaña un equipo multidisciplinario entre quienes destacan Mariana Parra y Nicolás Dicciano.
Ron destacó entre sus obras más desafiantes una que pintó en seis silos de Tumby Bay, Australia, con una altura de 30 metros, donde tuvo que enfrentarse a un clima distinto, fuertes vientos y poco tiempo.
"Siempre es un desafío pintar murales, en realidad uno está dominando a una bestia porque cada mural es único e irrepetible. Tienes que lidiar con el clima, con el tiempo, con el apuro de que hay que terminarlo en un tiempo, hay contingencias como que se te rompa un andamio o alguna máquina", contó.
Dentro de sus proyectos actuales y futuros destacan dos nuevos murales en el partido bonaerense de San Nicolás de los Arroyos, a más de 200 kilómetros de la Capital Federal, ambos con mensajes ambientalistas relacionados con la bajante histórica del Río Paraná.
Al finalizar esta obra realizará otros murales en la provincia argentina de Córdoba (centro) así como proyectos colaborativos con la empresa Pampa Energía y otros en la provincia La Pampa, específicamente en la localidad de Colonia Santa Teresa.
Para Ron, el arte mural no sólo es una vía para el embellecimiento de lo urbano, sino además una herramienta de transformación y apropiación social del espacio público que incentiva el sentido de pertenencia.