El progreso científico y tecnológico de China ha promovido una vida saludable y de alta calidad para la población

Durante la última década, el progreso científico y tecnológico de China ha promovido una vida saludable y de alta calidad para la población en diversos sectores, incluyendo la seguridad alimentaria y energética, según afirmó el ministro de Ciencia y Tecnología, Wang Zhigang, el lunes 6 de junio, en una conferencia de prensa.

Wang señaló que el país tiene alrededor de 1.050 millones de mu (70 millones de hectáreas) de tierras áridas y semiáridas y unos 1.550 millones de mu de tierra salino-alcalina, un tercio o un cuarto de las cuales pueden convertirse en tierras cultivables mediante la transformación científico-tecnológica.

El ministro explicó que China ha desarrollado de forma independiente nuevas variedades de trigo, maíz y vegetales durante la última década y añadió que las semillas y las tierras de todo el país se han adaptado entre sí, lo que ha garantizado aún más la seguridad alimentaria.

Wang indicó que China ha utilizado durante mucho tiempo el carbón como principal fuente de energía y agregó que algunos logros científicos y tecnológicos, como la generación de energía ultra-supercrítica, la transformación del dióxido de carbono en almidón para uso industrial y la transformación del carbón en alquenos, han contribuido a reducir las emisiones de carbono en la última década.

El alto funcionario también dijo que estos logros han hecho que el uso doméstico de la energía sea más seguro, más eficiente y más respetuoso con el medio ambiente.

Wang indicó que los avances científicos y tecnológicos contribuyeron a frenar la pandemia de COVID-19 con rapidez y precisión. El ministro subrayó que China utilizó métodos basados en la ciencia para aislar con éxito las cepas y desarrollar reactivos de prueba y vacunas contra la COVID-19, así como para formular planes de diagnóstico y tratamiento adaptados, lo que construyó un sólido muro de defensa científico-tecnológica para proteger la vida y la salud de la población.

Wang añadió que el progreso científico-tecnológico del país ha contribuido a impulsar el alivio de la pobreza y la vigorización de las zonas rurales. Para resolver el desequilibrio y la inadecuación entre el desarrollo urbano-rural y el regional, algunas ciudades desarrolladas, como Beijing, Shanghai y Shenzhen, utilizaron métodos de ciencia y tecnología para ayudar a las zonas subdesarrolladas de China.