La fábrica del mundo sustituye personas con máquinas y problemas de desarrollo en el futuro

2017-08-07 16:21:46
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A diferencia de tantos otros licenciados universitarios que como enjambres acuden a sus trabajos de oficina, Yang Jitian es un trabajador manual de Dongguan, en la provincia meridional china de Guangdong.

Tras graduarse en julio, recibió formación como operario de maquinaria eléctrica en una cadena de producción de control numérico en una empresa que fabrica moldes llamada Ensheng.

"En el pasado era poco frecuente ver a licenciados en cadenas de montaje de fábricas, pero la situación está cambiando. La mayoría de mis compañeros de clase tienen trabajos manuales", dice Yang.

La fábrica del mundo sustituye  personas con máquinas y problemas de desarrollo en  el futuro

Máquinas en vez de humanos


A Dongguan se la conoce como la fábrica del mundo y es uno de los principales centros de producción textil y de aparatos electrónicos. Allí se fabrican la quinta parte de los teléfonos móviles inteligentes y la décima parte de los zapatos del mundo.

Con el proceso de apertura y reforma de China, que comenzó a finales de los años 70 del siglo pasado, la ciudad ha atraído a una gran cantidad de trabajadores no cualificados para nutrir sus cadenas de montaje.

Pero la ralentización de la economía y el alza de los costes laborales han provocado, no obstante, que la ciudad haya tenido que apostar por la transformación, dando entrada a robots y operadores de maquinaria.

Yang trabaja en un taller que ocupa una superficie equivalente a dos canchas de baloncesto a una temperatura constante de 24 grados.

Las máquinas que maneja valen más de 1,5 millones de yuanes (223.000 dólares) en promedio. Como no hay polvo ni ruido, la función de Yang se limita a teclear correctamente unos complejos códigos y controlar que la máquina haga lo que debe.

Ensheng contrató este año a siete recién graduados de una promoción de estudios de cooperación internacional de la Escuela Técnica de Dongguan, entre los que se encuentra Yang.

El consejero delegado, Wu Bin, señala que las escasas competencias de que disponen los campesinos que desembarcan en trabajos industriales afectan muy sensiblemente al desarrollo de la manufactura y procesado de calidad en la compañía.

"Un empleado rompió una cabeza cortadora que valía 400.000 yuanes el primer día de trabajo", recuerda Wu, quien prevé contratar a más licenciados el año que viene.

Las cifras indican que el salario mínimo pasó de 690 yuanes en 2006 a 1.510 en 2015, mientras que los costes laborales se duplicaron o incluso triplicaron en algunas compañías.

En septiembre de 2014, ante la continuada escasez de trabajadores y aumento de salarios, Dongguan empezó a dar paso a la automatización, para lo que empezó a suministrar ayudas para los programas de sustitución de empleados por máquinas.

Para el siguiente enero, el gobierno daba apoyo ya a 2.700 proyectos en el marco del programa, por el que se adquirieron 76.000 máquinas que incrementaron la productividad 2,5 veces y amortizaron 200.000 puestos en la cadena.

La fábrica del mundo sustituye  personas con máquinas y problemas de desarrollo en  el futuro

Apoyo universitario


Yang adquirió competencias en varios campos en la universidad, desde cómo llevar registros estandarizados a saber manejar máquinas.

"No parece una mala salida la de ser un trabajador manual cualificado, visto el momento de transición que atraviesa la industria manufacturera de Dongguan", razona.

El gobierno chino ha ofrecido subvenciones para los costes de matrícula universitaria y fondos para las escuelas de formación con el fin de atraer a estudiantes universitarios que en principio podrían preferir un trabajo de oficina con mejores condiciones.

El número de escuelas de formación profesional para trabajadores técnicos muy cualificados era de casi 1.400 en 2016 y suponía el 52,3 por ciento de las universidades de China.

El director del departamento de recursos humanos de Dongguan, Si Qi, asegura que los graduados de la clase sino-alemana del Colegio Técnico de Dongguan se quedan mayoritariamente en la ciudad, con sueldos medios superiores a los 6.000 yuanes al mes.

El director del colegio, Liu Haiguang, afirma que la institución pretende formar a técnicos cualificados con múltiples competencias para la industria manufacturera de alta gama.

"Con la llegada de las máquinas, el talento técnico conformará los nuevos tipos de talleres, que permitirán mejorar la marca 'hecho en China", pronostica.

La fábrica del mundo sustituye  personas con máquinas y problemas de desarrollo en  el futuro

No debe chocar con empleos humanos


Hay intelectuales que presentan sus preocupaciones sobre el desarrollo de máquinas e Inteligencia Artificial; según ellos, estas tecnologías van a empeorar los ambientes de empleos humanos y a aumentar el número de desempleados en el mundo. Pero según unos medios chinos, existen otras opiniones sobre dichos avances tecnológicos.

De acuerdo con las estadísticas de unos institutos de empleo, en 2016, más del 80% de los obreros chinos creen que sus trabajos serán reemplazados por maquinas. Pero al mismo tiempo, tampoco significa que será un fenómeno completamente negativo.

En el siglo XIX, los obreros en fábrica siempre trabajaban más de 16 horas por día. Gracias a la revolución industrial, las maquinas modernas tomaron una parte de responsabilidades de los empleados, y redujeron el horario laboral de obreros modernos a ocho horas hasta hoy día en la mayoría de los países. Hay unos medios chinos creen que el desarrollo de tecnología de Inteligencia Artificial van a mejorar mucho el ambiente laboral.

Esta opinión es igual a los deseos de los obreros chinos. Claramente ellos no quieren perder sus empleos, pero no les desagrada la idea de que las máquinas toman responsabilidades de trabajos repetitivos y aburridos, puesto que el ambiente laboral se volvería más cómodo. Un sitio web chino “Información de seguridad” presenta un pronóstico positivo: con ayuda de la inteligencia artificial, el tiempo laboral se reduciría a cuatro días cada semana.

Sin “intención” de Inteligencia Artificial, no podrían reemplazar posición de obreros humanos


El deseo de los obreros chinos fue aprobado por un grupo de expertos. Wu Yan, el vicepresidente de la Asociación de escritores nacionales de ciencia y tecnología de China publicó un comentario en medio chino, destacando la idea de “intención autónoma”.

Según él, no puede entender la relación entre IA y humano como competencia. El desarrollo tecnológico en el futuro, podría liberar a los seres humanos de unos trabajos “maquinarios".

Wu dice que la diferencia principal entre IA y seres humanos es la “intención autónoma”. La evolución humana se inicia desde las necesidades naturales. Gracias a las necesidades, los seres humanos aplican planificaciones y exploraciones de la naturaleza. Y en el desarrollo de IA hoy día, todavía no llega a la etapa de “intención autónoma”. Así como dice Descartes “Pienso, luego existo”, aún no tienen por qué preocuparse los empleados humanos por el desarrollo de maquinas inteligentes.


A diferencia de tantos otros licenciados universitarios que como enjambres acuden a sus trabajos de oficina, Yang Jitian es un trabajador manual de Dongguan, en la provincia meridional china de Guangdong.

Tras graduarse en julio, recibió formación como operario de maquinaria eléctrica en una cadena de producción de control numérico en una empresa que fabrica moldes llamada Ensheng.

"En el pasado era poco frecuente ver a licenciados en cadenas de montaje de fábricas, pero la situación está cambiando. La mayoría de mis compañeros de clase tienen trabajos manuales", dice Yang.

La fábrica del mundo sustituye  personas con máquinas y problemas de desarrollo en  el futuro

Máquinas en vez de humanos


A Dongguan se la conoce como la fábrica del mundo y es uno de los principales centros de producción textil y de aparatos electrónicos. Allí se fabrican la quinta parte de los teléfonos móviles inteligentes y la décima parte de los zapatos del mundo.

Con el proceso de apertura y reforma de China, que comenzó a finales de los años 70 del siglo pasado, la ciudad ha atraído a una gran cantidad de trabajadores no cualificados para nutrir sus cadenas de montaje.

Pero la ralentización de la economía y el alza de los costes laborales han provocado, no obstante, que la ciudad haya tenido que apostar por la transformación, dando entrada a robots y operadores de maquinaria.

Yang trabaja en un taller que ocupa una superficie equivalente a dos canchas de baloncesto a una temperatura constante de 24 grados.

Las máquinas que maneja valen más de 1,5 millones de yuanes (223.000 dólares) en promedio. Como no hay polvo ni ruido, la función de Yang se limita a teclear correctamente unos complejos códigos y controlar que la máquina haga lo que debe.

Ensheng contrató este año a siete recién graduados de una promoción de estudios de cooperación internacional de la Escuela Técnica de Dongguan, entre los que se encuentra Yang.

El consejero delegado, Wu Bin, señala que las escasas competencias de que disponen los campesinos que desembarcan en trabajos industriales afectan muy sensiblemente al desarrollo de la manufactura y procesado de calidad en la compañía.

"Un empleado rompió una cabeza cortadora que valía 400.000 yuanes el primer día de trabajo", recuerda Wu, quien prevé contratar a más licenciados el año que viene.

Las cifras indican que el salario mínimo pasó de 690 yuanes en 2006 a 1.510 en 2015, mientras que los costes laborales se duplicaron o incluso triplicaron en algunas compañías.

En septiembre de 2014, ante la continuada escasez de trabajadores y aumento de salarios, Dongguan empezó a dar paso a la automatización, para lo que empezó a suministrar ayudas para los programas de sustitución de empleados por máquinas.

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