Aldeas chinas se enriquecen a través del turismo

2018-08-28 17:10:10
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273 habitantes de la etnia tibetana Jiarong provenientes de 59 familias forman la aldea de Qiudi del poblado de Guergou del distrito de Li de la Prefectura Autónoma de la Etnias Tibetana y Qiang de Aba de la provincia de Sichuan. Todos los aldeanos viven en casas hechas con piedras, tras la reubicación en 2005 a causa de la construcción de la central eléctrica. Sus hogares son muy característicos y cómodos incluso en invierno y verano. Por lo tanto, los residentes desarrollan el turismo, y logran el enriquecimiento.

Aldeas chinas se enriquecen a través del turismo

Li Guiquan, director del poblado de Guergou, nos dijo: “Todas las 59 familias en la aldea de Qiudi están abiertas para turistas. Algunos de los visitantes se alojan aquí por un mes durante el verano, porque las viviendas de piedra son muy frescas. También el medio ambiente local es muy bueno, los aldeanos de la etnia tibetana Jiarong son sinceros y amables”.

En la actualidad, el ingreso anual per cápita de la aldea supera los 30 mil yuanes, que es relativamente alto. Su ingreso contiene varios tipos: dividendos de la central eléctrica y rancho colectivos, negocios en las ciudades cercanas, logros después de vender el hongo medicinal Cordyceps sinensis (una de las más conocidas medicinas tradicionales chinas) que se encuentra en la montaña entre abril y junio, y el turismo agrícola.

Las mujeres de la aldea también tejen el cinturón de estilo tibetano. Zelangsiji, de 49 años de edad, es heredera del tejido de la etnia tibetana Jiarong. Está muy satisfecha por la vida actual. Nos contó:

“En el pasado nuestra casa no era tan cómoda como ahora. Hoy en día tenemos una vivienda con la superficie de más de 400 metros cuadrados, que cuenta con 8 baños. Durante un año, nuestro ingreso de recibir a los visitantes llega a los 60 mil de yuanes. También gano más de 10 mil de yuanes vendiendo el tejido tibetano, y conseguimos 30 mil de yuanes vender las medicinas encontradas en la sierra”.

En alrededores de la aldea de Qiudi, también hay muchos lugares pintorescos. Baguan, una chica de este lugar, también es una estudiante de la carrera de turismo de una universidad de la provincia de Sichuan. Desea desarrollar el turismo de su tierra natal con lo que aprende. Comentó:

“Elegí estudiar turismo en la universidad con el objetivo de continuar desarrollando el turismo de nuestra aldea, ya que tenemos la estación de esquí, las aguas termales y lugares atractivos con paisajes naturales”.

En la provincia de Shanxi, en el norte de China, durante las pasadas seis décadas, Li Shixi, un residente rural, ha experimentado muchos cambios en su vida. Antes era un agricultor pobre, pero ahora trabaja en la industria del turismo.

Li nació en una familia modesta de Qikou, un viejo pueblo de Luliang ribereño del río Amarillo, el segundo más largo de China. Cuando era joven ayudaba a sus padres en el campo. Sin embargo, no quería ser agricultor. Tras abandonar la escuela, se trasladó a la ciudad de Taiyuan, capital de Shanxi, para buscar trabajo, como cientos de miles de agricultores que abandonaron sus pueblos natales y acudieron a las urbes. Recordó: “Fui cargador en una planta de maquinaria pesada. Pero era un trabajo temporal y gané muy poco. Por eso decidí volver a casa”.

Después de unos cinco años en la ciudad, Li volvió a Qikou, donde primero plantó dátiles y patatas que luego vendía en los pueblos cercanos y después pasó a ser transportista en una barcaza. Los buques de carga de las regiones del norte y del oeste de los tramos superiores del río Amarillo atracaban en Qikou cuando los violentos rápidos y los peligrosos arrecifes detenían su marcha hacia el sur y el este. Dijo: “Desde que hay nuevas carreteras y trenes se ven menos barcos. El puerto fue perdiendo tráfico gradualmente y finalmente dejó de funcionar”.

El cierre no le afectó y Li buscó un nuevo medio de ganar dinero. El gobierno chino tiene una estrategia de revitalización rural en todo el país. Se han hecho esfuerzos por desarrollar la agricultura y mejorar las condiciones de las áreas rurales y la vida de los residentes. El gobierno de Luliang concede mucha importancia al desarrollo de la cultura tradicional. Li y otros transportistas de barcaza recibieron la consideración de albaceas del patrimonio cultural intangible debido a su experiencia profesional como barqueros, que les valieron para ser invitados a realizar representaciones pagadas y mostrar las costumbres locales.

Debido a su importante posición histórica y singular estatus, el antiguo pueblo recibe un creciente número de visitas de historiadores, fotógrafos y pintores. Además, el gobierno local ha invertido mucho en proteger y reparar los edificios antiguos. Qikou es ahora más popular entre los turistas. Una vez en que todos los hoteles del pueblo estaban completos, Li ofreció su vivienda en una cueva a un equipo de rodaje. Evocó: “Me dieron 2.000 yuanes (aproximadamente 300 dólares). Hace 20 años, eso era mucho dinero”. A raíz de aquello movilizó a sus vecinos para que convirtiesen sus casas en cuevas en hospedajes. Nos contó: “Los agricultores pobres no podían permitirse administrar hoteles, pero ahora tienen una nueva manera de incrementar sus ingresos. Hoy en día, vemos a un creciente número de turistas visitar las áreas rurales todos los fines de semana y en vacaciones”.

El número de turistas en Qikou creció de 100.000 en 2015 a 500.000 en 2017. Actualmente, 3.000 residentes, una décima parte de la población, trabaja en el turismo. Al mismo tiempo, Li gana dinero interpretando pequeños papeles en series de televisión o películas. A menudo se viste como un pastor local, con la cabeza envuelta con una toalla blanca y una pipa de tabaco en la corta chaqueta de piel de cabra. En el antiguo muelle de Qikou, Li es siempre un personaje llamativo. Los turistas pagan para tomarle fotos. Dijo: “El trabajo en el campo casi no daba dinero y era muy laborioso. Pero ahora puedo ganar dinero rápida y fácilmente posando para que me tomen fotos, como un modelo”.

La historia de Li no es un caso aislado. Miles de agricultores chinos han visto sus vidas dar un vuelco durante las décadas pasadas por los grandes cambios que han tenido lugar en el país. Zhang Guobao, un hombre de unos 70 años que posa para los fotógrafos con su burro en el área panorámica de la Catarata de Hukou, la más grande del río Amarillo, nos dijo: “Las nuevas identidades suponen nuevas vidas. Antes era un trabajador migrante en las ciudades grandes. No ganaba mucho dinero y tenía que dejar a mis hijos en casa. Estoy muy contento de poder ganar dinero aquí, en mi pueblo”. Zhang calcula que puede ganar unos 20.000 yuanes al año sacándose fotos con los turistas.

Una popular agencia de viajes en línea señala que un número creciente de turistas chinos se están dirigiendo a aldeas rurales chinas para pasar sus vacaciones de verano. El informe de Lvmama.com, una agencia de viajes en línea con sede en Shanghai, dijo que el número de turistas chinos que compraron paquetes rurales en julio y agosto registró un aumento anual de 50 por ciento. Las visitas a las zonas rurales son más frecuentes, y el número de viajeros que han realizado más de tres visitas rurales va en aumento.

Las grandes ciudades como Shanghai, Beijing, Guangzhou, Nanjing, Wuhan, Chongqing y Suzhou son los destinos más populares en China para los turistas. Cerca del 70 por ciento de los viajeros nacionales eligen destinos cercanos a los pueblos o ciudades en los que viven. El informe señala que los centros turísticos rurales se están volviendo cada vez más singulares y de gama alta y ofrecen actividades interactivas. Li Qiuyan, jefe de relaciones públicas de Lvmama, dijo que el turismo rural se está desarrollando con el fuerte impulso de la actual campaña de liberación de la pobreza. Datos de la Academia de Turismo de China indican que el mercado de turismo rural chino registró ventas por 1,4 billones de yuanes y 2.500 millones de visitantes en el 2017. Se espera que el mercado siga creciendo este año.

La Alianza Mundial de Turismo (WTA, por sus siglas en inglés) anunció recientemente que realizará una reunión en China el próximo para discutir el papel del turismo en la mitigación de la pobreza. La reunión, que se realizará el 9 de septiembre en la ciudad de Hangzhou, contará con la participación de funcionarios gubernamentales, expertos y representantes de los medios para discutir la función del turismo en el crecimiento económico, la innovación y el desarrollo. También se darán a conocer durante la reunión un informe sobre la manera en que el turismo puede facilitar la reducción de la pobreza a nivel global y casos relacionados con esto.

Liu Shijun, secretario general de WTA, dijo que espera que la reunión sirva de plataforma a gobiernos, asociaciones de turismo y empresas para que compartan sus experiencias y así logren que el turismo sirva mejor para mitigar la pobreza y favorecer el desarrollo. Con sede en Hangzhou, la alianza iniciada por China es una organización no gubernamental sin fines de lucro formada por 89 miembros fundadores en 2017 e integrada principalmente por asociaciones nacionales de turismo, empresas de turismo y grupos de expertos de 29 países y regiones. De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo de la ONU, el número de viajeros globales superará los 1.800 millones para el 2030. En 2017, la parte continental china registró 139 millones de turistas entrantes y 131 millones de turistas salientes, un alza de 0,8 y 6,9 por ciento, respectivamente.

273 habitantes de la etnia tibetana Jiarong provenientes de 59 familias forman la aldea de Qiudi del poblado de Guergou del distrito de Li de la Prefectura Autónoma de la Etnias Tibetana y Qiang de Aba de la provincia de Sichuan. Todos los aldeanos viven en casas hechas con piedras, tras la reubicación en 2005 a causa de la construcción de la central eléctrica. Sus hogares son muy característicos y cómodos incluso en invierno y verano. Por lo tanto, los residentes desarrollan el turismo, y logran el enriquecimiento.

Aldeas chinas se enriquecen a través del turismo

Li Guiquan, director del poblado de Guergou, nos dijo: “Todas las 59 familias en la aldea de Qiudi están abiertas para turistas. Algunos de los visitantes se alojan aquí por un mes durante el verano, porque las viviendas de piedra son muy frescas. También el medio ambiente local es muy bueno, los aldeanos de la etnia tibetana Jiarong son sinceros y amables”.

En la actualidad, el ingreso anual per cápita de la aldea supera los 30 mil yuanes, que es relativamente alto. Su ingreso contiene varios tipos: dividendos de la central eléctrica y rancho colectivos, negocios en las ciudades cercanas, logros después de vender el hongo medicinal Cordyceps sinensis (una de las más conocidas medicinas tradicionales chinas) que se encuentra en la montaña entre abril y junio, y el turismo agrícola.

Las mujeres de la aldea también tejen el cinturón de estilo tibetano. Zelangsiji, de 49 años de edad, es heredera del tejido de la etnia tibetana Jiarong. Está muy satisfecha por la vida actual. Nos contó:

“En el pasado nuestra casa no era tan cómoda como ahora. Hoy en día tenemos una vivienda con la superficie de más de 400 metros cuadrados, que cuenta con 8 baños. Durante un año, nuestro ingreso de recibir a los visitantes llega a los 60 mil de yuanes. También gano más de 10 mil de yuanes vendiendo el tejido tibetano, y conseguimos 30 mil de yuanes vender las medicinas encontradas en la sierra”.

En alrededores de la aldea de Qiudi, también hay muchos lugares pintorescos. Baguan, una chica de este lugar, también es una estudiante de la carrera de turismo de una universidad de la provincia de Sichuan. Desea desarrollar el turismo de su tierra natal con lo que aprende. Comentó:

“Elegí estudiar turismo en la universidad con el objetivo de continuar desarrollando el turismo de nuestra aldea, ya que tenemos la estación de esquí, las aguas termales y lugares atractivos con paisajes naturales”.

En la provincia de Shanxi, en el norte de China, durante las pasadas seis décadas, Li Shixi, un residente rural, ha experimentado muchos cambios en su vida. Antes era un agricultor pobre, pero ahora trabaja en la industria del turismo.

Li nació en una familia modesta de Qikou, un viejo pueblo de Luliang ribereño del río Amarillo, el segundo más largo de China. Cuando era joven ayudaba a sus padres en el campo. Sin embargo, no quería ser agricultor. Tras abandonar la escuela, se trasladó a la ciudad de Taiyuan, capital de Shanxi, para buscar trabajo, como cientos de miles de agricultores que abandonaron sus pueblos natales y acudieron a las urbes. Recordó: “Fui cargador en una planta de maquinaria pesada. Pero era un trabajo temporal y gané muy poco. Por eso decidí volver a casa”.

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