Pequeñas bolsitas aromáticas se convierten en una industria

2016-06-08 15:15:54
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El bordar a mano es una de las cuatro destrezas consumadas en la ciudad de Qingyang, provincia de Gansu, situada en el oeste de China.

Pequeñas bolsitas aromáticas se convierten en una industria

El campo está estrechamente vinculado con la vida del pueblo local. Tanto la pechera de los niños (un trapo llevado sobre el pecho y el abdomen), así como las bolsitas para guardar tabaco que cuelgan de la pipa de los ancianos, son todas realizadas por mujeres.

Xuanyuan Bolsita Aromática Co.Ltd. es la empresa local que dirige a estas mujeres para convertir esta técnica en una industria que se impulsa el desarrollo económico de la ciudad y se exportan las bolsitas perfumadas bordadas a mano a otros países, ampliando la fama de la cultura de Qingyang.

Pequeñas bolsitas aromáticas se convierten en una industria

Dicha empresa es una filial del Grupo de Prendas de Lingyun. En 2001, el presidente del grupo, Zhang Zhifeng, descubrió esta oportunidad comercial, y con buenas perspectivas sobre las bolsitas aromáticas estableció la compañía mencionada anteriormente. Al respecto, Zhang Lizhen, subgerente general del grupo nos dijo:

“La firma se fundó hace casi 16 años, en 2001. Al principio, planeábamos fabricar accesorios singulares, ya que tenemos retazos de tela que sobran de la confección de vestidos tradicionales chinos. En la actualidad, estos comercios se han convertido en una industria. Establecimos sucursales en Beijing, Lanzhou, Xi'an, Dubái, entre otros lugares. En cuanto a la venta, distribuimos los productos en más de 20 ciudades y provincias chinas. En el pasado los vendíamos a comisión, pero ahora desarrollamos la posibilidad de vender en línea y gestionamos una tienda en Taobao.com. Por eso, actualmente nuestro valor de producción ya supera los 20 millones de yuanes, consiguiendo un desarrollo industrializado”.

Pequeñas bolsitas aromáticas se convierten en una industria

Qin Xiaojie, una mujer de una aldea de Qingyang que tiene dos hijos. Su marido encontró trabajo en la ciudad y prefirió que sus niños estudien allí. Por lo tanto, Qin siguió sus pasos para poder cuidar de ellos. En la actualidad trabaja en la compañía.

“En la ciudad, puedo cuidar a mis hijos y trabajar en la empresa. Cada mes obtengo más de 2 mil yuanes”.

Actualmente se encuentran muchas mujeres con situaciones similares a la de Qin en esta urbe.

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