Bádminton, un legado milenario en China

2017-03-27 17:24:01
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Por MATEO HERRERA

Uno de los momentos más conmovedores en el deporte competitivo chino ocurrió recientemente durante las Olimpiadas de Río, en agosto del año pasado. Cuando el jugador chino Chen Long completó la final individual de bádminton contra el malayo Lee Chong Wei, se tiró al piso en lágrimas, se quitó la camisa y luego se la lanzó a un público extasiado por el espectáculo que acababa de presenciar. A sus 27 años, ¡Chen había obtenido su primer oro olímpico!

2 de febrero de 2017. Chen Long en la final de la Superliga China de Bádminton 2016-2017.

2 de febrero de 2017. Chen Long en la final de la Superliga China de Bádminton 2016-2017.

Los jugadores de bádminton chinos regresaron a casa con dos medallas de oro y una de bronce durante la pasada edición de los Juegos Olímpicos (el otro oro lo ganaron Fu Haifeng y Zhang Nan en la categoría de dobles masculina). Sin embargo, fue el peor resultado que el país ha tenido desde que comenzó el milenio.

19 de de agosto de 2016. Zhang Nan (der.) y Fu Haifeng (izq.), ganadores de la medalla de oro en la categoría de dobles masculina de bádminton de los Juegos Olímpicos Río 2016.

19 de de agosto de 2016. Zhang Nan (der.) y Fu Haifeng (izq.), ganadores de la medalla de oro en la categoría de dobles masculina de bádminton de los Juegos Olímpicos Río 2016.

A pesar del mal desempeño en Río, en las últimas décadas China ha demostrado ser una potencia inigualable en bádminton, y actualmente ocupa el primer puesto en el ranking mundial. Además de las 41 medallas obtenidas en los Juegos Olímpicos, incluidas 18 de oro, el dominio chino se puede comprobar con sus ocho Copas Sudirman, sus cuatro Copas Thomas consecutivas desde 2004 o sus cuatro títulos en la última edición del Abierto de Francia.

Un deporte milenario

Cuando se habla de los orígenes del bádminton hay dos teorías principales. Una de ellas remonta los orígenes a China y Grecia, donde hace más de 2000 años las civilizaciones antiguas jugaban con una pelota incrustada con plumas, conocida como “gallito”. En vez de utilizar una raqueta, el “gallito” era pateado entre los jugadores sin dejarlo caer. En China se juega una versión moderna conocida como jianzi.

La historia más aceptada, sin embargo, cuenta que el juego se desarrolló -con una malla- en la ciudad india de Poona, estado de Maharashtra, y que en 1873 oficiales del ejército británico lo llevaron a Gran Bretaña, donde pronto se popularizó entre las clases altas. Allí, el duque de Beaufort se interesó en la actividad, y puesto que se practicaba con regularidad en Badminton House, su finca campestre, este fue el nombre que hasta hoy continúa asociado con el juego.

La Federación Internacional de Bádminton data de 1934, y tiene su sede en Kuala Lumpur (Malasia). Por su parte, la Asociación China de Bádminton fue fundada en Wuhan el 11 de septiembre de 1958. A pesar de que este deporte ya era muy conocido para mediados del siglo XX, fue solo hasta las Olimpiadas de 1992, en Barcelona, que fue incluido en las competiciones.

La clave de la superioridad

Se podría creer que en un país donde alrededor de 100 millones de personas juegan al bádminton no es difícil armar un equipo sobresaliente. Sin embargo, la clave del éxito no radica en el inmenso número de deportistas que lo practican en el país, sino en la forma en la que estos son educados y entrenados para ser los mejores. Para tener una idea de qué tan serios son los chinos con el bádminton, basta recordar una frase que alguna vez pronunció el nadador Fan Hong: “Los deportes competitivos son como estar en una guerra, pero sin tiroteos”.

Al igual que con otros deportes como el ping-pong y el clavado, los jugadores de bádminton chinos son formados desde muy temprana edad y en cada uno de los bien dotados centros de entrenamiento locales del país se forma una “piscina de talentos”. En comparación con otros países, como Estados Unidos o Dinamarca, en donde en muchos casos los chicos solo cuentan con el apoyo de sus padres, en China los jóvenes más talentosos reciben patrocinio e incentivos del Estado.

Aquellos atletas que deciden seguir este camino, con miras a convertirse en ganadores, son sujetos a preparaciones consistentes e intensivas. Además de concentrarse en formar deportistas físicamente fuertes y hábiles, los entrenadores hacen un esfuerzo por preparar psicológicamente a los jóvenes para las competiciones deportivas de más alto nivel.

“Los niños que se inscriben en escuelas de bádminton (en China) deben entrenar alrededor de diez horas diarias”, escribió Aparna Popat, ex jugadora de bádminton india, en un artículo titulado ¿Qué hace que los chinos sean los ganadores mundiales de bádminton? “Algunos se agotan, otros se cansan o no pueden seguir el ritmo. Es en la minoría restante en donde están los ganadores que todos conocemos”.

Otro factor que influye en la educación de los potenciales campeones de bádminton es el hecho de que, a través de sus años de entrenamiento, pueden recibir inducciones o incluso lecciones por parte de distintas figuras reconocidas en China. Los jóvenes jugadores tienen la oportunidad de afilar sus habilidades aprendiendo de aquellos ídolos que admiraban en la canchas. Tal es el caso del actual entrenador del equipo nacional, Li Yongbo, quien, junto con Tian Bingyi, formó una de las parejas de dobles más destacadas desde mediados de los 80 hasta principios de los 90.

“Dicho de manera simple, el equipo chino tiene una cantidad de material fresco, en términos de talento joven, dispuesto a hacer los sacrificios necesarios para convertirse en campeón”, aseguró Popat en su escrito. “En los centros nacionales de entrenamiento, estos aspirantes desarrollan las cualidades necesarias para las actuaciones de alto nivel”.

Comienzo de una nueva era

La época dorada del bádminton en China fue marcada por grandes estrellas como Lin Dan y Zhang Ning. Zhang, sin embargo, se retiró tras competir en los Juegos Olímpicos de Beijing en 2008, y tanto Lin Dan como Fu Haifeng jugaron sus últimas disputas profesionales en las Olimpiadas de Río. Muchos otros grandes jugadores también se retiraron hace poco, o no tienen planes de permanecer en las canchas mucho tiempo más.

Algo de este fenómeno se vio reflejado en Río, y quizás este fue el motivo por el cual China no obtuvo los resultados esperados. Li Yongbo considera que el mal desempeño se debe a un momento de transición, y que el país tiene que esperar a que se cultiven los nuevos campeones.

“Indonesia alguna vez fue fuerte y Dinamarca también”, aseguró el entrenador nacional en entrevista con Reuters. “China también ha logrado tener éxito, pero los campeones eventualmente se retiran y la nueva generación tarda en desarrollarse”.

Chen Qingchen es una de las nuevas promesas de este deporte en China. Con tan solo 19 años, ha ganado varios certámenes entre los que se destacan la Copa Uber y el Abierto Yonex de Francia. Bajo el sobrenombre de “la nueva reina de los dobles en bádminton”, asegura que “es en especial cuando los colegas más viejos se retiran que nosotros, los jugadores jóvenes, debemos trabajar duro para continuar con su legado”.

Por MATEO HERRERA

Uno de los momentos más conmovedores en el deporte competitivo chino ocurrió recientemente durante las Olimpiadas de Río, en agosto del año pasado. Cuando el jugador chino Chen Long completó la final individual de bádminton contra el malayo Lee Chong Wei, se tiró al piso en lágrimas, se quitó la camisa y luego se la lanzó a un público extasiado por el espectáculo que acababa de presenciar. A sus 27 años, ¡Chen había obtenido su primer oro olímpico!

2 de febrero de 2017. Chen Long en la final de la Superliga China de Bádminton 2016-2017.

2 de febrero de 2017. Chen Long en la final de la Superliga China de Bádminton 2016-2017.

Los jugadores de bádminton chinos regresaron a casa con dos medallas de oro y una de bronce durante la pasada edición de los Juegos Olímpicos (el otro oro lo ganaron Fu Haifeng y Zhang Nan en la categoría de dobles masculina). Sin embargo, fue el peor resultado que el país ha tenido desde que comenzó el milenio.

19 de de agosto de 2016. Zhang Nan (der.) y Fu Haifeng (izq.), ganadores de la medalla de oro en la categoría de dobles masculina de bádminton de los Juegos Olímpicos Río 2016.

19 de de agosto de 2016. Zhang Nan (der.) y Fu Haifeng (izq.), ganadores de la medalla de oro en la categoría de dobles masculina de bádminton de los Juegos Olímpicos Río 2016.

A pesar del mal desempeño en Río, en las últimas décadas China ha demostrado ser una potencia inigualable en bádminton, y actualmente ocupa el primer puesto en el ranking mundial. Además de las 41 medallas obtenidas en los Juegos Olímpicos, incluidas 18 de oro, el dominio chino se puede comprobar con sus ocho Copas Sudirman, sus cuatro Copas Thomas consecutivas desde 2004 o sus cuatro títulos en la última edición del Abierto de Francia.

Un deporte milenario

Cuando se habla de los orígenes del bádminton hay dos teorías principales. Una de ellas remonta los orígenes a China y Grecia, donde hace más de 2000 años las civilizaciones antiguas jugaban con una pelota incrustada con plumas, conocida como “gallito”. En vez de utilizar una raqueta, el “gallito” era pateado entre los jugadores sin dejarlo caer. En China se juega una versión moderna conocida como jianzi.

La historia más aceptada, sin embargo, cuenta que el juego se desarrolló -con una malla- en la ciudad india de Poona, estado de Maharashtra, y que en 1873 oficiales del ejército británico lo llevaron a Gran Bretaña, donde pronto se popularizó entre las clases altas. Allí, el duque de Beaufort se interesó en la actividad, y puesto que se practicaba con regularidad en Badminton House, su finca campestre, este fue el nombre que hasta hoy continúa asociado con el juego.

La Federación Internacional de Bádminton data de 1934, y tiene su sede en Kuala Lumpur (Malasia). Por su parte, la Asociación China de Bádminton fue fundada en Wuhan el 11 de septiembre de 1958. A pesar de que este deporte ya era muy conocido para mediados del siglo XX, fue solo hasta las Olimpiadas de 1992, en Barcelona, que fue incluido en las competiciones.

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