Danza alegre de los agricultores, de la etnia coreana

2013-12-23 14:05:21
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Hasta ahora aún no se ha determinado a qué familia de lenguas pertenece la que hablan los coreanos de China, quienes habitan en el noroeste de este país, principalmente en la prefectura autónoma de Yanbian, provincia de Jilin, y en las provincias de Liaoning y Heilongjiang. Estos coreanos no son una etnia oriunda de China. En el relevo de los siglos XIX y XX, debido a las cosechas malogradas y a la invasión masiva de Japón, muchos residentes de la península Coreana cruzaron el río Yalu, convirtiéndose en un nuevo miembro de la gran familia de etnias de China.

Sin embargo, los coreanos siempre han tenido una ligazón muy íntima con los chinos desde la antigüedad. Comenzando por las dinastías Sui (581-618) y Tang (618-907) en particular, a través del intercambio constante la cultura, la religión y las costumbres de las planicies centrales de China se propagaron a la península Coreana, así que incluso hoy día los habitantes de la península siguen compartiendo muchas cosas con los chinos en lo que respecta a la cultura tradicional, la ética, la religión y los hábitos.

Bailarinas coreanas

Desde tiempos remotos, los coreanos toman al ave como tótem. Por la influencia del taoísmo, llaman a la cigüeña "cigüeña inmortal" porque piensan que esta ave puede volar hasta lo muy alto del cielo donde están los inmortales. Aunque hoy se ha empañado la carisma de la religión a causa del avance de la ciencia, su amor y respeto a la cigüeña no han cambiado. Ellos consideran a esta ave símbolo de la longevidad y la felicidad, y su hábitat, lugar de bienestar. Según dicen, la chaqueta y el pantalón blancos más un chaleco negro, atuendo tradicional de los varones coreanos, son copiados de las plumas blancas y las alas negras de la "cigüeña inmortal". Por si fuese poco, en las ocasiones protocolares usan gorros de gasa negra a semejanza de la cresta de la cigüeña, para impresionar a los asistentes con su aire de nobleza y elegancia.

Los coreanos son hábiles en cantar y bailar, y hombres y mujeres, ancianos y niños, se ponen a bailar al son del tambor y del laúd jiayeqin en el Día de Año Nuevo lunar, en las fiestas y en las reuniones familiares. 

Viviendo en los llanos abajo de las montañas Changbai, en el noroeste de China, los coreanos han cultivado arroz durante generaciones. Para la conveniencia de su trasplante y cuidado en grandes extensiones, trabajan en grupo a modo de ayuda mutua. Cada vez que van al campo, llevan consigo tambores planos y suonas (instrumentos de viento, parecidos a las trompetas), junto con las herramientas de faena. En el reposo bailan y cantan a los acordes de la música para reponerse de la fatiga. Con el correr del tiempo, estos cantos y danzas, improvisados para el entretenimiento, han formado parte de las actividades tradicionales.

La Danza alegre de los agricultores, nacida de las faenas del campo, es una actividad de tradición popular y contiene elementos de las ceremonias antiguas con sacrificios. Habitualmente asume dos formas: Danza mímica con argumento, y representación de masas con danzas tradicionales apasionantes al comienzo del Año Nuevo lunar o en celebración de la buena cosecha. Cuando es la ocasión, cada aldea envía un grupo de danza a los festejos locales. El grupo va precedido de una "bandera de orden" y una "bandera de agricultura", en la cual está escrita la frase que dice "la agricultura es la base de todo", y luego del director de la banda, quien toca un gong pequeño. Bajo la conducción de éste, marchan los músicos que portan flautas, trompetas y tambores y la guardia de honor compuesta de bailarines disfrazados de toda clase de personajes. Por último llegan los artistas listos para presentar la danza con tamborete, la danza con tambores planos, la danza con tamboril, la danza con abanicos, la danza de las cigüeñas, la danza con gorros de elefante, la danza con máscaras y el drama de mímica.

La Danza alegre de los agricultores

La Danza alegre de los agricultores consta de doce partes. Con el retoque de ritmos diferentes del gong pequeño, comienza por la danza con tamborete ejecutada por un varón joven. Esta danza es el inicio convencional de los festejos y es seguida de la acrobacia de los "arhats", en la cual, al son de la melodía Yanfengtai, un grupo de niños giran rápido en filas y formaciones diferentes y terminan trepando unos sobre los otros.

Conforme progresa el programa, las danzas se vuelven más artísticas. En la danza con tambores planos pueden participar tanto hombres como mujeres. Estos tambores varían de tamaño según los sexos. Los varones bailan en grupo, corriendo y saltando en medio del redoble fervoroso de los tambores, para demostrar su virilidad pujante. Una de las hembras, con un tambor plano prendido a la cintura, baila un solo. Además de exhibir una alta y variada destreza de tocar el instrumento, debe demostrar también la viveza y la suavidad de la mujer coreana entre los sonidos rítmicos, lentos y rápidos del tambor. Por supuesto, estas dos danzas con tambores planos, de estilos distintos, siempre arrancan aplausos y ovaciones de los admiradores.

El público se ha familiarizado con la danza coreana con tamboril, pero no pocos se equivocan creyendo que es una danza femenina. En realidad, tanto el hombre como la mujer puede ser su intérprete. 

El tamboril es uno de los instrumentos musicales coreanos más peculiares y de tonos más finos. Se compone de una caja larga y de cintura delgada, y en sus dos bases tiene membranas de tonos altos y bajos. Cuando se toca con el palillo, el "fuste" y los dedos, luce una gran riqueza de expresión acústica peculiar. El tamboril es muy querido de las bailarinas, además de ser un instrumento musical. Al compás de la música del laúd jiayeqin, ellas tocan las membranas izquierda y derecha usando el "fuste" (vara de bambú de 30 cm) en la mano derecha junto con el punteo de los dedos de la mano izquierda, para producir sonidos claros, armoniosos y de intensidad diferente. A los acordes de la melodía, un grupo de bailarinas, en blusas blancas y cortas y faldas largas y de rojo leve y con tamboriles colgados del pecho, se mueven dando vueltas alrededor a pasos ligeros, cual si fluyera un arroyo. Sus cuerpos esbeltos, y sus hombros y brazos que bajan y suben, parecen cigüeñas blancas en vuelo, embelesando a los espectadores. Cumplida una serie de movimientos lentos, sacan sendos palillos de madera para tocar redobles rápidos y vivos, imprimiendo vigor, fuerza y vértigo a la danza. En eso las bailarinas, absortas en el clímax, empiezan a lucir lo mejor de su tamboreo, llevando la atmósfera al punto culminante.

Danza alegre de los agricultores

Después de la danza con tamboriles viene la danza con abanicos grandes, originada de la danza del brujo en la antigüedad. En esta pieza la bailarina usa uno o dos abanicos para exhibir movimientos y posturas distintos. Acto seguido, es la danza de las cigüeñas. Las muchachas, con cabezas y alas de cigüeña postizas, danzan a pasos ligeros y largos para desear paz y felicidad a los espectadores .

Al final de la Danza alegre de los agricultores se ofrece la danza con gorros de elefante, que siempre ha sido llamativa y excitante. Los hombres jóvenes, trajeados de gala y usando gorros redondos con cintas de color arrolladas, se paran de pie, caminan, se paran de mano en el suelo y giran en torno de sí en el suelo y menean sus cabezas para tirar las cintas afuera en sentido horizontal, vertical y oblicuo. El más diestro, de pie en el centro, arroja de sí las cintas de 20 metros de largo cada una. Es una técnica sumamente difícil. Este espectáculo se asemeja a un río de arcos iris y una lluvia de colores, tan hermosos y deslumbrantes para los admiradores. Ahora en pleno auge regresan a escena los artistas portadores de tamboretes, tambores planos y tamboriles para bailar por entre las cintas al vuelo, como remete de la Danza alegre de los agricultores.

Una vez completada esta danza, todo el mundo se junta a bailar para divertirse y seguir disfrutando la fiesta.

Hasta ahora aún no se ha determinado a qué familia de lenguas pertenece la que hablan los coreanos de China, quienes habitan en el noroeste de este país, principalmente en la prefectura autónoma de Yanbian, provincia de Jilin, y en las provincias de Liaoning y Heilongjiang. Estos coreanos no son una etnia oriunda de China. En el relevo de los siglos XIX y XX, debido a las cosechas malogradas y a la invasión masiva de Japón, muchos residentes de la península Coreana cruzaron el río Yalu, convirtiéndose en un nuevo miembro de la gran familia de etnias de China.

Sin embargo, los coreanos siempre han tenido una ligazón muy íntima con los chinos desde la antigüedad. Comenzando por las dinastías Sui (581-618) y Tang (618-907) en particular, a través del intercambio constante la cultura, la religión y las costumbres de las planicies centrales de China se propagaron a la península Coreana, así que incluso hoy día los habitantes de la península siguen compartiendo muchas cosas con los chinos en lo que respecta a la cultura tradicional, la ética, la religión y los hábitos.

Bailarinas coreanas

Desde tiempos remotos, los coreanos toman al ave como tótem. Por la influencia del taoísmo, llaman a la cigüeña "cigüeña inmortal" porque piensan que esta ave puede volar hasta lo muy alto del cielo donde están los inmortales. Aunque hoy se ha empañado la carisma de la religión a causa del avance de la ciencia, su amor y respeto a la cigüeña no han cambiado. Ellos consideran a esta ave símbolo de la longevidad y la felicidad, y su hábitat, lugar de bienestar. Según dicen, la chaqueta y el pantalón blancos más un chaleco negro, atuendo tradicional de los varones coreanos, son copiados de las plumas blancas y las alas negras de la "cigüeña inmortal". Por si fuese poco, en las ocasiones protocolares usan gorros de gasa negra a semejanza de la cresta de la cigüeña, para impresionar a los asistentes con su aire de nobleza y elegancia.

Los coreanos son hábiles en cantar y bailar, y hombres y mujeres, ancianos y niños, se ponen a bailar al son del tambor y del laúd jiayeqin en el Día de Año Nuevo lunar, en las fiestas y en las reuniones familiares. 

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