Literatura contemporánea de China: El Tiempo Pasado

2019-08-19 10:10:42
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Bañada por la luz de la luna, esta verde colina tiene un encanto sin igual, como una chica tranquila, mirando hacia abajo, sin pretensiones, a pesar de su belleza descomunal y elegancia deslumbrante.

Tal parece que la brillante luz de la luna ha privado a todo de su verdadero color. Los bosques son oscuros, el cielo es plateado y el vasto tramo de pastizales cubiertos de nieve ahora es azul claro. Vestido con estos colores, el universo irradia serenidad y gracia, pero con un toque de tristeza, descripción y desafío, contemplación o comprensión.

Esta noche, estos bosques deberían estar fuera de los límites de cualquier aventura de caza por parte de los guerreros, ya que los galopantes caballos, el fuego ardiente y la armadura de salmolesería desfigurarían la tierra cubierta de nieve y destrozan la paz irradiada por la luna.

También deben abstenerse de ser anfitriones de un picnic de hogueras, para un alboroto de risas y la dispersión de platos y tazas, pues aquello inquietaría a los dormilones pájaros que descansan en las copas de los árboles y el canto de las multitudes que hacen eco de todas partes perturbaría a todo un mundo de ensueño inmerso en la melancolía.

No es un lugar adecuado para que los amantes se despidan, ya que un drama sentimental cargado de dolorosos y continuos murmullos es demasiado autodestructivo y demasiado humanamente defectuoso para que coincida con la pureza de la extensa naturaleza arbolada iluminada por la luna.

Tampoco se está listo para dar la bienvenida a un paseo de damas y caballeros. A pesar de que abundan las historias sobre lo dulce que podría ser un paseo nocturno por el inmenso bosque, esta noche será mejor que lo dejen en paz. Envuelto en una neblina de melancolía, es fácilmente accesible a una mente subconsciente, pero reacio a cualquier presencia física.

Acostado en la cama y perdido en mi pensamiento, de repente, soy atrapado por un sentimiento de tristeza.

En esta noche, esta colina verde pertenece solo a las chicas que pueden disfrutar de la luz de la luna y la naturaleza, pero yo permaneceré solo en mi cama.

¡Si pudiera volar a la luna! Entonces podría mirar hacia abajo y volar hasta la cima de la colina, viajar más hacia abajo a lo largo de un sinuoso corredor. Empapado con la luz de la luna, la nieve lo cubre todo, tan suave, tan virgen y tan irresistiblemente acogedor. A lo largo de este largo pasillo reina la tranquilidad. Atrás quedaron todas las cargas mundanas, pero a la deriva está una procesión interminable de las reflexiones de un viajero, sueños persistentes sobre mi ciudad natal, anhelos subconscientes, momentos de despertar, oraciones silenciosas, sentimientos de arrepentimiento...

Una estancia de mil días en los bosques montañeses, donde se observa mil veces cómo el día se convierte en noche, aquello ayuda a lavar las preocupaciones terrenales y aportar claridad a tus pensamientos. La inmersión en un ambiente así podría llevar a una persona tan terca como una mula, por ni hablar de una con un alma inquisitiva, a repensar el significado de la vida.

Al igual que el agua que fluye, los recuerdos vuelven a emerger, me atormentan incesantemente los sueños de un antiguo palacio romano en ruinas, pasos rotos en la Gran Muralla, la orilla del río Jordán, la ciudad santa de La Meca, un crucero por el Rin, un vuelo sobre las Rocallosas... ¿Es cierto que tu corazón se rompe cuando tu sueño está fuera de tu alcance? Solo un soñador conoce la respuesta.

Como si mirase con asombro al imponente leviatán de una montaña que bloqueaba el camino de mi vida, me he preguntado varias veces si el final llegará mañana, ya que este año desde que he estado atrapado por la enfermedad y suavemente, tocó la puerta del cielo, un breve vistazo a través de esa puerta envía mis más firmes pensamientos a volar: ¿Me estoy aventurando en la piscina de los siete tesoros del loto en la tierra de la dicha? ¿Voy a pedir una audiencia con el Emperador de los Cielos? ¿Estoy muy contento o estoy asustado? No estoy tan seguro. Mientras que los reencuentros en el cielo son tentadores, hay mucho que perder o mucho que esperar en la tierra, además hay deseos que solo están a un paso de convertirse en realidad. Este anhelo es, supongo, compartido por todos los mortales, en lugar de ser exclusivamente mío. ¡Es una oda a la vida!

Aquí y ahora, en busca de posibilidades ilimitadas en la vida y con el abrazo de una cascada infinita como el universo, me encuentro acosado por un sentimiento de trascendencia que atenúa el aguijón del dolor y trae ideas esclarecedoras.

Dios mío, el Todopoderoso, ¿cómo juzgas mis virtudes y mis pecados?


Bing Xin, es el seudónimo de la escritora, poeta y traductora china Xie Wanying (Fuzhou, 5 de octubre de 1900 a 28 de febrero de 1999). No solo es una de pocas maestras literarias femeninas de los primeros años del siglo pasado, sino que al mismo tiempo se enfocó especialmente en la literatura infantil. En un sentido, ella fue la primera autora de la China moderna que trabajo en este campo literario, ella tiene varias obras muy reconocidas para los chinos como el Agua de la primavera (1923), las Cartas a mis pequeños lectores (1926), La chica Donger (1935) y La pequeña linterna de color naranja (1957). Se creo un premio literario el cual lleva su seudónimo, el premio literario de “Bingxin” y en marzo del 2019 se cumple el 20o aniversario del fallecimiento de esta querida maestra, en esta primavera, conmemoramos a sus obras clásicas.

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