Los signos de la primavera

2019-03-11 10:02:12
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Los signos de la primavera

Sentada en mi escritorio, mirando por la ventana, lo único que podía ver eran varias filas de edificios de apartamento muy altos, sin tan solo una hoja de color verde entre ellos. En cuanto al espacio vacío debajo de mi ventana, durante años había sido el sitio predilecto para la descarga de barras de hierro para la construcción de los apartamentos, pero ahora tan son solo barras cerca de la oxidación. Aquello es un espectáculo desolador. El exterior está desprovisto de color, la única opción fue la creación de mis propios colores dentro de mi habitación. Colge cortinas verdes en la sala de estar y cubrí la mesa con manteles del mismo color. En el alféizar coloqué muchas plantas como flores de nochebuena y Ciclamen, que mis amigos me habían regalado, y el lazo con forma de corazón que habíamos cultivado entre mis hijos y yo. Delante de óleo colgado en la pared del primer ministro Zhou Enlai, siempre había un florero con muchas rosas, crisantemos o claveles. Eran traídas desde la tienda de la Rosa del Norte, a la que habían contratado para que cada semana me trajera las flores de la temporada. En el alféizar de la ventana que está cerca de mi escritorio coloqué una maceta de orquídeas que me regalo mi amigo, las cuales aún florecen, o a veces suelo colar allí un jarrón con rosas. Todos aquellos puntos verdes, o más bien signos de la primavera, fueron improvisados para compensar la falta de verde en aquel espacio.

De pronto pensé en el lote vacío debajo de mi edificio, aquel sitio de descarga de barras de hierro, ya en oxidación. Recuerdo que, con la llegada de la primavera, las hojas de la hierba de color verde jade brotaban entre los barrotes de hierro y cuando vienen las lluvias, estas crecen a un ritmo vertiginoso y eclipsan a los barrotes de hierro. Incluso el fuerte hierro no puede erguirse frente a la apabullante fuerza de la vida. Pero ahora ya se han retirado las barras de hierro, y se dice que en aquel lote vacío fueron plantadas muchas flores. Pero por el frío típico de principios de la primavera, mi panorama era tan aburrido y apático.

Hace unos días, sin embargo, yo estaba perturbada por unos sonidos que parecían la risa de una bruja a través de la ventana. Miré por la ventana, y lo que ví fueron unos cuantos grupos de jóvenes de hombres y mujeres; ¡Eran estudiantes, limpiando el lote vacío! Las chicas vestían coloridos suéteres de lana y Down Coats, los chicos usaban ropa de color oscuro o caqui. Y con herramientas en mano, escavanaba y paleaban mientras que otros levantaban una cerca de hierro a las afueras del lote. Yo esperaba que la parcela vacía frente a nuestro edificio se convirtiera en un hermoso jardín de tonos verdes y con flores multicolor, mediante la ardua de labor de estos jóvenes...

El cielo afuera está nublado, pero los grupos de jóvenes continúan ocupados con su trabajo. La calefacción en el apartamento se ha apagado hoy, y tuve que reemplazar mi suéter por una chaqueta de cotton-padded. Pero mi corazón está rebosante de calor porque he visto los signos de la primavera.

Bing Xin, seudónimo de la escritora, poeta y traductora china Xie Wanying (Fuzhou, 5 de octubre de 1900 a 28 de febrero de 1999). No solo es una de pocas maestras literarias femeninas de los primeros años del siglo pasado, y al mismo tiempo se enfoca especialmente en la literatura infantil. En un sentido, ella fue la primera autora de la China moderna que trabaja en este campo. Ella tiene varias obras muy conocidas para los chinos como el Agua de la primavera (1923), las Cartas a mis pequeños lectores (1926), La chica Donger (1935) y La pequeña linterna de color naranja (1957). Se implantó un premio literario el cual lleva su seudónimo, el premio literario de “Bingxin”. El marzo de 2019 es el 20 aniversario del fallecimiento la maestra, en esta primavera, reconocemos a su obra clásica.

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