Biblioteca verde

2015-12-14 15:53:16
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Hoy les presentamos una biblioteca neozelandesa situada en un parque, rodeada por frondosos banianos y palmeras más de cien años de edad, decorada con altos techos ondulados, batientes franceses y sofás, así como elementos artísticos distribuidos por el sitio. Seguro que frente a semejante biblioteca, tan encantadora, cualquiera estaría dispuesto a dejar a un lado los asuntos del momento para entrar y degustar de la lectura de libros y revistas, así como de apreciar la misma biblioteca.

Biblioteca verde

En el primer mes tras su inauguración, la Biblioteca Davenport recibió a cerca de treinta mil visitantes, cifra significativa para ese barrio tradicional de menos de seis mil residentes, un éxito que complació al equipo de diseñadores liderado por el neozelandés Jon Rennie.

Davenport fue reconstruida sobre la base de una biblioteca erigida en 1953 con apariencia mediocre y poca iluminación, que sufría un problema de fugas. La historia inició hace 13 años cuando la municipalidad de North Shore City formuló el plan de reconstrucción de esta antigua biblioteca emplazada en un sitio incluido en la lista de riesgo de terremotos. En la etapa inicial, el problema más espinoso consistía en la selección del estilo arquitectónico. Finalmente Jon y sus colegas optaron por acercarlo a la naturaleza, ya que la biblioteca está situada en medio de la reserva del parque de Winsow, donde hay grandes extensiones de césped, bosques espesos y playas cubiertas por arena blanca. Entonces, ¿por qué no convertirla en parte de este paisaje?

Biblioteca verde

La opción facilitó todo lo posterior. Con la conclusión de la obra, se formó una interfaz amigable entre la humanidad y la naturaleza. Las hojas de los banianos colgados en lo alto cubren en parte la fachada de madera roja de la biblioteca, haciéndola lucir posteriormente parecida a una sección del bosque de palmeras (en lugar de una construcción). Si observas desde una perspectiva determinada, te das cuenta de la similitud sorprendente entre el perfil de la biblioteca y los barcos amarrados en el cercano puerto de Waitemata. Desde los ojos de buey del segundo piso, los lectores acostados pueden lanzar una mirada a lo lejos, como si estuvieran en un crucero.

La integración con la naturaleza también se demuestra en el diseño interior de la biblioteca. El espacio de altura elevada, los batientes franceses y los pocos pilares que se utilizan, le dan una excelente iluminación a cualquier rincón durante todo el día. El sol penetra a través del techo, creando un ambiente que simula el estar al aire libre. El diseño de ventilación natural de lamas ofrece siempre aire fresco. Comparada con las construcciones ordinarias, Davenport ahorra 65 por ciento del consumo de electricidad gracias a la iluminación y ventilación.

Hablando de la relación amistosa entre la biblioteca y la naturaleza, el gato escocés de cabello corto llamado Benjamín tiene más voz que nadie en el sitio: para todo el mundo, el horario de la biblioteca es entre las nueve y las cinco, excepto para Benjamín, quien goza del privilegio de un “dueño” ya que tiene permitido salir y entrar a cualquier hora. Nadie recuerda con claridad cuándo apareció por primera vez en la biblioteca ese gato viejo de más de diez años de edad, sin embargo ese privilegio data de los años anteriores al cierre de la biblioteca original: porque los diseñadores le habían otorgado un pasaje “exclusivo”. La aguja al lado de la puerta lateral de la oficina del bibliotecario es la entrada privada de Benjamín, mientras que el interruptor inductivo en la puerta está conectado al chip colgado en el cuello de Benjamín. Así es que el felino pasa libremente con su “tarjeta de acceso”. Quizás Davenport es la primera biblioteca habitada por un gato.

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La ocupación humana del pueblo de Davenport inició con las aldeas de los maorí de hace más de quinientos años. Hace más de un siglo, Davenport se transformó en un pueblo de estilo inglés. Desde entonces, la elegancia y el ambiente vacacional continúan hasta nuestros días. Aunque queda solo a diez minutos en bote del centro de la ciudad, la vida tranquila de aquí ha sabido encantar a distintas generaciones: desde los caballeros ingleses tradicionales, a los neozelandeses que gustan de las actividades al aire libre y hasta los flamantes inmigrantes asiáticos de hoy en día.

El ambiente relajado del pueblo se extiende desde su playa hasta la biblioteca. Las alfombras de estilo victoriano recuerdan a los residentes locales la vieja sala de su propia casa. El mar se vislumbra tan pronto como se abre la puerta. Ante cada batiente francés están instalados sofás. La gente puede leer sentada, apoyarse contra el sofá o echada cómodamente.

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Para los niños, la biblioteca representa más un lugar de diversión que de cultivo intelectual. Aunque terminen siendo interrumpidos en sus juegos y obligados a entrar, tienen la condición de resumir inmediatamente las horas felices aquí. En el área central, gran cantidad de camas y “Squabs” les permiten a los niños realizar un “batalla de almohadas”. En la cultura tradicional de los kiwis, la biblioteca nunca ha sido un lugar de absoluta seriedad.

 LXQ/Mauricio

Hoy les presentamos una biblioteca neozelandesa situada en un parque, rodeada por frondosos banianos y palmeras más de cien años de edad, decorada con altos techos ondulados, batientes franceses y sofás, así como elementos artísticos distribuidos por el sitio. Seguro que frente a semejante biblioteca, tan encantadora, cualquiera estaría dispuesto a dejar a un lado los asuntos del momento para entrar y degustar de la lectura de libros y revistas, así como de apreciar la misma biblioteca.

Biblioteca verde

En el primer mes tras su inauguración, la Biblioteca Davenport recibió a cerca de treinta mil visitantes, cifra significativa para ese barrio tradicional de menos de seis mil residentes, un éxito que complació al equipo de diseñadores liderado por el neozelandés Jon Rennie.

Davenport fue reconstruida sobre la base de una biblioteca erigida en 1953 con apariencia mediocre y poca iluminación, que sufría un problema de fugas. La historia inició hace 13 años cuando la municipalidad de North Shore City formuló el plan de reconstrucción de esta antigua biblioteca emplazada en un sitio incluido en la lista de riesgo de terremotos. En la etapa inicial, el problema más espinoso consistía en la selección del estilo arquitectónico. Finalmente Jon y sus colegas optaron por acercarlo a la naturaleza, ya que la biblioteca está situada en medio de la reserva del parque de Winsow, donde hay grandes extensiones de césped, bosques espesos y playas cubiertas por arena blanca. Entonces, ¿por qué no convertirla en parte de este paisaje?

Biblioteca verde

La opción facilitó todo lo posterior. Con la conclusión de la obra, se formó una interfaz amigable entre la humanidad y la naturaleza. Las hojas de los banianos colgados en lo alto cubren en parte la fachada de madera roja de la biblioteca, haciéndola lucir posteriormente parecida a una sección del bosque de palmeras (en lugar de una construcción). Si observas desde una perspectiva determinada, te das cuenta de la similitud sorprendente entre el perfil de la biblioteca y los barcos amarrados en el cercano puerto de Waitemata. Desde los ojos de buey del segundo piso, los lectores acostados pueden lanzar una mirada a lo lejos, como si estuvieran en un crucero.

La integración con la naturaleza también se demuestra en el diseño interior de la biblioteca. El espacio de altura elevada, los batientes franceses y los pocos pilares que se utilizan, le dan una excelente iluminación a cualquier rincón durante todo el día. El sol penetra a través del techo, creando un ambiente que simula el estar al aire libre. El diseño de ventilación natural de lamas ofrece siempre aire fresco. Comparada con las construcciones ordinarias, Davenport ahorra 65 por ciento del consumo de electricidad gracias a la iluminación y ventilación.

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