Esta vez, escribiendo para saludarlos en estas vísperas de la festividad occidental del Halloween, pues aqui en la República Mexicana es distinta la celebración: los primeros días de noviembre se celebran y conmemoran a los que ya han partido de este mundo terrenal para entrar al inframundo (el día 1 se le recuerda a los muertos infantes y el día 2 a los adultos).
Cuatro días antes, las familias mexicanas elaboran en sus hogares o en sus patios una "ofrenda", que se les hace a la(s) persona(s) que ha(n) fallecido, con cosas que le gustaban al difunto cuando estaban en vida; un ejemplo, a los niños se les coloca en dicha ofrenda juguetes, dulces, un biberón y su papilla y a los adultos se les pone su botella de licor, un guisado hecho por su familiar, su cigarrillo (si es hombre), su perfume (si es mujer), etc.
A la ofrenda se le añaden frutas de la temporada como: la mandarina, la jícama el plátano (banana), y se le adorna con papel de china de los colores de ese día: morado, naranja y negro, y flores, especialmente una flor que solo se consigue en estos tiempos, y es la llamada Flor de "Cempasuchil", de color amarillo o anaranjado y de un olor casi a panteón.
Hablando de panteones (cementerios), la gente se va a dichos lugares a compartir con aquellos seres que ya han partido, su comida, sus risas, pero tambien su llanto al saber que ya no estan con nosotros físicamente, pero sí espiritualmente.
Y luego de contarles esta gran tradición mexicana...