El impuesto sobre los vehículos eléctricos chinos acaba perjudicando a la propia Unión Europea

CRI 2024-10-31 15:32:58
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Haciendo caso omiso de las objeciones de varias partes, la Comisión Europea anunció el 29 de octubre que había decidido aplicar un arancel compensatorio definitivo a los vehículos eléctricos importados de China durante un periodo de cinco años a partir del 31 de octubre. La medida impone aranceles del 17,0 % a BYD, del 18,8 % a Geely y del 35,3 % a SAIC Group, así como del 20,7 % a otros fabricantes de automóviles, excepto Tesla, y del 35,3 % a todas las empresas que no "cooperaron" con la investigación. China ha expresado claramente que no está de acuerdo ni acepta el resultado y ha presentado una demanda en virtud del mecanismo de solución de diferencias de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

¿Por qué China no está de acuerdo y no lo acepta? Porque las diversas prácticas de la parte europea no son razonables, ni conforme a la ley, y son de hecho competencia desleal en nombre de la competencia leal, haciendo proteccionismo comercial. Este comportamiento no solo perjudicará a la cadena industrial chino-europea y a la cooperación en la cadena de suministro, sino que también provocará que los consumidores europeos paguen más dinero, envenenando el entorno de inversión en la UE y ralentizando su propio proceso de transformación verde, creando una situación perjudicial para todos.

Desde el punto de vista económico, el primer impacto de esta medida será la estabilidad de la industria y de las cadenas de suministro en el sector del automóvil, lo que afectará negativamente a los intereses de las empresas automovilísticas europeas y de los consumidores. En un comunicado, el Grupo BMW afirmó que el planteamiento de la Unión Europea (UE) no contribuye a aumentar la competitividad de los fabricantes europeos de automóviles, sino que, por el contrario, perjudicará a las empresas con operaciones globales. Hildegard Müller, presidenta de Asociación Alemana de la Industria Automotriz, hizo pública una declaración en la que afirmaba sin rodeos que esta práctica de la UE es un paso atrás para el libre comercio mundial. Los precios más altos y la negación de opciones de mercado se han convertido en el precio que los consumidores europeos tienen que pagar.

Además, la cooperación en materia de inversiones entre China y Europa también se verá afectada, lo que suscitará preocupación por el entorno empresarial europeo. Uno de los principales objetivos de la UE con el aumento de los aranceles a los vehículos eléctricos chinos es empujar a más empresas chinas a invertir y construir fábricas en Europa. Sin embargo, solo un entorno de mercado abierto y justo puede atraer realmente la inversión.

La decisión de la Unión Europea también pondrá en peligro sus propios esfuerzos en la transición ecológica y la lucha mundial contra el cambio climático. La UE se ha fijado el objetivo de reducir las emisiones de carbono en un 55 % para 2030 y lograr emisiones netas cero para 2050 entre sus 27 Estados miembros. Sin embargo, debido a la falta de innovación y a los elevados costes, los avances en la transición ecológica han sido difíciles. Los expertos del sector creen que si la UE se "desvincula" de China en el sector del vehículo eléctrico, no hará sino empeorar la situación, ya que el país asiático cuenta con tecnologías innovadoras para el desarrollo sostenible.

A un nivel más profundo, la actuación de la UE aumentará sus divisiones internas y tendrá un coste político. Europa se enfrenta actualmente a problemas de desarrollo económico desequilibrado y seguridad energética, así como a la intensificación de la división social debido al auge de las fuerzas de derecha. Dentro del propio bloque europeo, hay desacuerdos sobre el aumento de los aranceles a los coches eléctricos chinos. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, y el canciller alemán, Olaf Scholz, han declarado en repetidas ocasiones que esta política perjudicará la competitividad de la UE. El presidente finlandés, Alexander Stubb, advirtió: "debemos evitar entrar en un círculo vicioso de escalada arancelaria e intensificación de las disputas comerciales".

Como mayor bloque económico regional del mundo, la Unión Europea ha logrado éxitos en el pasado basándose en el libre comercio y la competencia leal, y su éxito futuro dependerá también de estos principios. De hecho, en el sector de la automoción hay muchas oportunidades de cooperación entre China y Europa, como explotar las complementariedades, compartir grandes mercados y cooperar en la capacidad de producción, así como desarrollar conjuntamente tecnologías de baterías y vehículos completos.

Se ha señalado que la parte europea ha indicado que seguirá consultando con la parte china sobre los compromisos de precios. China siempre ha abogado por resolver las disputas comerciales a través del diálogo y la consulta, y espera que la parte europea se acerque a la otra, tenga en cuenta sus preocupaciones fundamentales y alcance una solución mutuamente aceptable lo antes posible. Tienen que volver a escuchar la voz interna de la razón y las demandas reales de las empresas: "No necesitamos aranceles, necesitamos normas comerciales justas".

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