El presidente de Filipinas, Ferdinand Marcos, pronunció recientemente un discurso en el 21º Diálogo de Shangri-La en Singapur, en el que dijo que la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM) y el laudo del llamado "Arbitraje del mar Meridional de China", que reconocen los derechos legítimos de Filipinas, son las piedras angulares de la política filipina sobre el mar Meridional de China. También hizo una firme declaración a China, amenazando con que Filipinas no haría concesiones en la cuestión territorial. En respuesta, el representante de la parte china dejó claro que China ha ejercido suficiente moderación en respuesta a los provocadores actos de infracción, pero que hay límites, y que se espera que algunos países comprendan lo que está en juego y vuelvan a la senda correcta del diálogo y la consulta.
La historia no puede manipularse. Filipinas es un archipiélago y su territorio está definido por una serie de tratados internacionales, incluidos el Tratado de Paz entre Estados Unidos de América y el Reino de España de 1898, el Tratado entre Estados Unidos de América y el Reino de España para la cesión de islas periféricas de Filipinas de 1900, y la Convención entre el Reino Unido y los Estados Unidos sobre la Frontera entre el Estado de Borneo del Norte y el Archipiélago de Filipinas de 1930. Las islas de Nansha y Huangyan de China se encuentran más allá de los límites del territorio filipino establecido por los tratados mencionados.
En 2013, con el telón de fondo de la estrategia de "reequilibrio en Asia-Pacífico" planteada por Estados Unidos, Filipinas inició unilateralmente el "Arbitraje del mar Meridional de China", escenificando una farsa política bajo el manto de la ley. Como todos sabemos, el núcleo de la disputa entre China y Filipinas sobre el mar Meridional de China es la cuestión territorial y la delimitación de las zonas marítimas. La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar no tiene ningún control sobre la cuestión territorial. En cuanto a la delimitación de las zonas marítimas, China hizo una declaración ya en 2006, de conformidad con las disposiciones de la Convención, excluyendo la aplicación del mecanismo de resolución de disputas de la Convención. Los actos de la parte filipina violan el acuerdo entre China y Filipinas de resolver las disputas mediante negociaciones bilaterales, contravienen sus compromisos en virtud de la Declaración de Conducta de las Partes en el mar Meridional de China y contravienen las disposiciones restrictivas de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar relativas a la aplicación de procedimientos de arbitraje. El llamado "Arbitraje del mar Meridional de China" es ilegal de principio a fin y no puede equipararse al derecho internacional.
Bobby M.Tuazon, catedrático de la Universidad de Filipinas, señaló que Estados Unidos ve a Marcos como una herramienta o una marioneta en una guerra subsidiaria. Debido a las ilusorias promesas de seguridad de Estados Unidos, a las transferencias masivas de armas de segunda mano y a la penetración e influencia de Estados Unidos en Filipinas, el Gobierno filipino está dispuesto a desempeñar el papel de halcón y lacayo de la hegemonía de Estados Unidos en los asuntos regionales.
Además, circula ampliamente la opinión de que la enorme fortuna de la familia Marcos oculta en Estados Unidos es un factor importante que impulsa la capitulación del Gobierno filipino ante Estados Unidos. La provocación de Filipinas a China en la cuestión del mar Meridional de China quizá no sirva al interés nacional filipino, sino a intereses personales y familiares.
También se observó durante el Diálogo de Shangri-La en Singapur que el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, ante la pregunta de Filipinas sobre la activación del Tratado de Defensa Mutua entre Estados Unidos y Filipinas, no respondió explícitamente, pero subrayó que Estados Unidos intensificaría el diálogo con China para garantizar que esto no ocurriera. Esto fue ampliamente percibido por la opinión pública como una expresión velada de Estados Unidos de que no le valía la pena un conflicto directo con China en nombre de Filipinas. Además, los ministros de Defensa estadounidense y chino celebraron una conversación de 75 minutos de duración. China dejó claro que la perfidia y las provocaciones actuales de Filipinas sobre el arrecife de Renai y otras cuestiones están estrechamente relacionadas con el aliento y el apoyo de las fuerzas externas, a las que China se opone resueltamente, y que insistirá en resolver las diferencias mediante consultas en pie de igualdad sobre la base del cumplimiento de sus compromisos, pero no condonará el comportamiento de intensificar las provocaciones de una u otra forma. Es una fantasía irreal que la parte filipina piense que puede actuar arbitrariamente porque cuenta con el respaldo de Estados Unidos.
Las declaraciones del presidente de Filipinas contra China no son más que una bravuconada. El intento de la parte filipina de lograr su objetivo mediante la fabricación de una narrativa falsa no engañará a la comunidad internacional, sino que solo confirmará que es una herramienta de la hegemonía de Estados Unidos y un arruinador de la paz regional, empujándose a sí misma a una situación peligrosa y aislada.