Una "cumbre de democracia" ni nominal

La segunda "Cumbre de Líderes sobre la Democracia", organizada por Estados Unidos, está a punto de comenzar. Curiosamente, la cobertura mediática del evento ha sido escasa. En los pocos debates generados en las redes sociales occidentales, la atención no se centra en el contenido de la reunión, sino en las intenciones que hay detrás.

El gobierno de Estados Unidos afirma que celebra la conferencia junto con cuatro países: Costa Rica, Países Bajos, República de Corea y Zambia. ¿Por qué esta elección? Algunos análisis de los medios de comunicación apuntan a que hay uno por continente: América Latina, Europa, Asia y África, y que Estados Unidos ha seleccionado cuidadosamente "agentes" de cada región. Sin embargo, aparte de algunas declaraciones incoherentes emitidas por los propios EE. UU., estos "coanfitriones" han permanecido en silencio, como si no existiera tal cosa.

A día de hoy, aún tenemos fresca en la memoria la pésima primera "Cumbre sobre la Democracia" celebrada en Estados Unidos en 2021: más de 20 países se negaron a participar, pocos espectadores en línea y ningún resultado oficial. En su sede, el presidente argentino, Alberto Fernández, criticó a Estados Unidos por interferir en los asuntos internos de Bolivia; fuera de la sede, los manifestantes portaban pancartas por el "funeral" de la "muerte de la democracia estadounidense".

En declaraciones relacionadas con la "cumbre sobre la democracia", Estados Unidos afirmó estar debatiendo sobre "derechos humanos", igualdad racial y otras cuestiones. Irónicamente, cuando uno ve estos temas, lo primero que le viene a la mente es el típico "peor", Estados Unidos.

"El derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad" se inscribió en la Declaración de Independencia estadounidense. Pero la realidad, siglos después, es que muchos en la flor de la vida han perdido el derecho a vivir.

Hay complejos factores históricos y culturales detrás de los frecuentes tiroteos y el abuso de drogas. Pero hay una fuerza común muy destacada: el dinero. Según el sitio web Open Secrets, los grupos pro-armas gastaron 190,4 millones de dólares en la propaganda entre 1998 y 2022; en el 117º Congreso, hasta 262 congresistas fueron financiados por la NRA. Del mismo modo, el gobierno estadounidense ha optado por beneficiarse del atractivo de los impuestos y la propaganda para promover activamente la legalización de la marihuana.

20 años después del estallido de la guerra en Irak, las quejas de la población local no son suficientes para contar la historia del daño y el dolor que han soportado. Guerra en nombre de la "democracia" e injerencia brutal en los asuntos internos de otros países: algo común en la historia de Estados Unidos.

Según un estudio de la Universidad de Tufts, entre 1776 y 2019, el país norteamericano llevó a cabo casi 400 intervenciones militares en todo el mundo, el 34 % de ellas en América Latina y el Caribe y el 23 % en Asia Oriental y el Pacífico. Actualmente, las intervenciones militares estadounidenses en Oriente Medio, el norte de África y el África subsahariana van en aumento. Desde la devastación en Siria, pasando por la proliferación de drogas en Afganistán, hasta el actual conflicto civil en Libia, Estados Unidos es la fuente del caos.

Se supone que la democracia es un valor común para toda la humanidad, pero bajo el azote de EE. UU., se ha convertido en una herramienta para la promoción de la hegemonía.

En un momento en que el mundo se enfrenta a una serie de desafíos, lo que la gente desearía ver más es una estrecha cooperación entre países, especialmente entre las grandes potencias. La llamada "cumbre de la democracia", organizada por Estados Unidos en función de criterios ideológicos, es en realidad un instrumento para reunir socios y ampliar su fuerza. En general, la comunidad internacional cree que dividir el mundo en bandos opuestos es "lo último que no necesita la humanidad".

"La 'cumbre de la democracia' pregonada por Estados Unidos no es ni siquiera nominal, por no hablar de insustancial. Esta 'falsa cumbre', que pretende provocar división y confrontación, está destinada a acabar en fracaso".