Lo absurdo e inquieto de la vociferación reiterada de la "trazabilidad política" por parte de EE.UU.

CRI 2023-03-26 16:40:22
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Recientemente, Estados Unidos ha empezado a repetir la versión de la "trazabilidad política" en un intento de manchar a China. En 2021, el Gobierno estadounidense ordenó a su agencia de inteligencia que elaborara un llamado informe sobre la trazabilidad del nuevo coronavirus en un plazo de 90 días. Como resultado, el informe se llenó de las palabras "tal vez" y "quizás" y fue ridiculizado por "no dice nada". Esta vez, se trataba de nuevo de una absurda farsa política.

Los departamentos del Gobierno, los políticos y los medios de comunicación estadounidenses colaboran unos con otros recientemente. En primer lugar, el Wall Street Journal citó un informe confidencial ofrecido a la Casa Blanca y al Congreso por el Departamento de Energía estadounidense, en el que se afirmaba que era "muy probable que el virus de nuevo coronavirus se hubiera filtrado accidentalmente desde un laboratorio chino". A esto siguieron comentarios similares del embajador estadounidense en China, R. Nicholas Burns, y del director del FBI, Christopher Wray, en una campaña colectiva de desprestigio contra China.

Pero lo absurdo es que el propio Departamento de Energía estadounidense ha clasificado el informe como de "baja confianza". Según la explicación oficial de EE. UU., una calificación de "baja confianza" se suele dar a la información que está "poco fundamentada, es dudable, está fragmentada, no se puede deducir a una conclusión definitiva y tiene dudas evidentes sobre su fuente". El New York Times citó a funcionarios que afirmaban que la información era relativamente débil y que las conclusiones eran "menos creíbles". En otras palabras, la parte estadounidense, sin ninguna prueba sólida, reveló a los principales medios de comunicación estadounidenses el supuesto informe, que ni siquiera podía creerse y que estaba lleno de fallos, y luego siguió gritando para reforzar aún más la supuesta "teoría de la filtración del laboratorio".

¿Por qué la parte estadounidense representa esta farsa cuando está claro que la farsa política de 2021 está acabando con el rabo entre las piernas?

El New York Times tiene la respuesta: "política tóxica". A principios de este año, en su primer discurso tras asumir el cargo, el nuevo presidente de la Cámara de Representantes de EE. UU., Kevin McCarthy, dejó claro que quería una investigación sobre los orígenes del virus de nuevo coronavirus. Se puede decir que desde que los republicanos tomaron el control de la Cámara de Representantes, han estado tratando de hacer un gran ensayo de la "trazabilidad política" y mostrar una fuerte postura anti-China con el fin de ganar puntos en la contienda partidista.

Además, es un viejo truco del Gobierno estadounidense para desviar la atención y encubrir el fracaso de la gobernanza. En la actualidad, Estados Unidos sufre un elevado número de tiroteos, tensiones raciales, desacoplamientos sociales y una elevada inflación. Al mismo tiempo, las "turbulencias" de varios bancos han provocado una continua agitación en los mercados financieros. Para desviar la atención y eludir responsabilidades, los políticos estadounidenses están desesperados por encontrar un nuevo punto de atención. Esta farsa de "retroceso político" es la acción absurda que los políticos estadounidenses han hecho por necesidades políticas internas, tras el "espectáculo político del globo".

Desde niveles más profundos, esta farsa política revela la profunda ansiedad estratégica de la parte estadounidense hacia China. Basándose en la mentalidad de la Guerra Fría y en percepciones erróneas sobre China, la parte estadounidense considera a China como su mayor competidor estratégico y lleva a cabo la represalia y la contención en todos los frentes. Desprestigiar y atacar a China por todos los medios posibles es uno de ellos. Especialmente cuando China ha luchado con éxito contra la epidemia y ha reanudado el trabajo y la producción a un ritmo acelerado, EE. UU. ha lanzado un anticuado "virus político" con la intención de distraer a la comunidad internacional de la atención positiva de China y agravar sus problemas de forma encubierta. Esto también demuestra que a EEUU se le han acabado todos los medios contra China.

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