¿Intenta que el mundo pague su cuenta? Japón pierde la credibilidad

CRI 2023-02-28 07:30:43
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"¿Bastan 12 años para recuperar la confianza perdida de la opinión pública?" Esta es la pregunta que plantea un reciente reportaje de la web japonesa Fuji News, 12 años después del accidente nuclear de Fukushima. La realidad demuestra que el Gobierno japonés no solo no ha conseguido recuperar la confianza de su pueblo, sino que además va por el camino contrario.

El 25 de febrero, el ministro japonés de Economía, Comercio e Industria, Minoru Nishimura, celebró una conferencia en la ciudad de Iwaki, en la prefectura de Fukushima, para aclarar los planes de verter al mar el agua contaminada por la energía nuclear. Como antes, los pescadores locales expresaron su firme oposición y dudaron de la buena voountad del Gobierno japonés al seguir adelante con el vertido al mar sin su consentimiento. Irónicamente, cuando los medios de comunicación preguntaron qué criterios se utilizarían para determinar si la población estaba de acuerdo o no con el plan, Minoru Nishimura respondió que "no hay ningún indicador específico". Esto provocó una protesta pública.

Hace dos años, en abril, el Gobierno japonés anunció su plan de verter al mar el agua contaminada por la central nuclear de Fukushima a partir de la primavera de 2023, lo que fue puesto ampliamente en duda y suscitó oposición dentro y fuera del país. En enero de este año, en vísperas de la revisión del Grupo de Trabajo Técnico del Organismo Internacional de Energía Atómica en Japón, la parte japonesa anunció unilateralmente que el vertido al mar tendría lugar "esta primavera y verano". Desde entonces, el Gobierno japonés ha acelerado la construcción de instalaciones relacionadas, incluido un gran tanque de hormigón para almacenar agua contaminada con material nuclear, en un intento de crear un hecho consumado. Estas acciones no sólo socavan la autoridad de la organización internacional pertinente, sino que también son extremadamente irresponsables ante el pueblo japonés y la comunidad internacional.

Según los resultados de las últimas investigaciones publicadas recientemente por el Instituto de Ciencia y Tecnología Marina y el Instituto de Energía Nuclear de la República de Corea, si el agua contaminada con material nuclear se vierte desde las aguas de Fukushima al este de Japón, el elemento radiactivo tritio presente en el agua se desplazará hacia el este con la fuerte corriente cálida japonesa y se extenderá a todo el Océano Pacífico Norte en un plazo de 10 años. Sean Burney, experto nuclear de la oficina de la organización ecologista internacional Greenpeace en Japón, señaló que, además del tritio, hay muchas otras sustancias radiactivas en el agua contaminada de Fukushima que no pueden filtrarse con la tecnología existente en la central de Fukushima, como el carbono 14, que tiene una vida media de más de 5.000 años, y que las afirmaciones del Gobierno japonés de que el vertido de agua contaminada es seguro no son creíbles. El informe de evaluación emitido el año pasado por el Grupo de Trabajo Técnico del Organismo Internacional de Energía Atómica también demostró que el plan de drenaje del mar de Japón no se ajustaba a las normas de seguridad del organismo.

Los océanos y los mares son la base de la supervivencia y el desarrollo de todos los países del mundo. Como parte de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, Japón tiene la responsabilidad y la obligación de proteger el medio marino. De hecho, desde 2013, el Gobierno japonés ha propuesto cinco opciones para la eliminación de las aguas residuales, y la razón por la que finalmente optó por el vertido en el mar fue por el menor coste. Pero si esto es o no una violación del derecho internacional o perjudicial para la ecología marina y la salud humana no está en su consideración. Este enfoque de búsqueda exclusiva del beneficio propio revela el extremo egoísmo del Gobierno japonés. Si la parte japonesa insiste en verter agua al mar, la comunidad internacional debe tomar medidas conjuntas para proteger los intereses comunes por medios legales. La parte japonesa, que quiere que todo el mundo pague la cuenta, ha perdido su credibilidad.

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