La fábrica de vehículos eléctricos chino-cubana marcha a buen paso

Decenas de jóvenes trabajan en las líneas de ensamblaje de motos y triciclos eléctricos de la asociación económica chino-cubana Vehículos Eléctricos del Caribe (VEDCA), ubicada en La Habana. Después de pasar por sus manos, salen listo para la venta coloridos equipos de alta tecnología, que circulan ya por las calles de la capital cubana. La cooperación entre los dos países en el cambio de la matriz energética cubana y el uso de vehículos eléctricos avanza a buen paso y tiene perspectivas de crecer rápidamente en el futuro inmediato.

A unos 15 kilómetros al oeste del centro de La Habana, la empresa Vehículos Eléctricos del Caribe (VEDCA), primera empresa mixta de este tipo entre China y Cuba, formada por la asociación de la compañía china Tianjin Dongxing Grupo Industrial y Comercial y la cubana Minerva, emplea en estos momentos unas 60 personas que ya han producido, en sus primeros meses, unos 1.500 triciclos, 2.500 motos, 1.000 automóviles de juguete para niños, todos eléctricos, logrando una facturación de 6 millones de dólares americanos. 

Pero esto es solo en una primera etapa, pues ya se está preparando una mayor automatización de las líneas de producción y la inclusión de pequeños vehículos de 4 ruedas, y se prevé aumentar las ventas hasta los 35 millones de dólares en este 2023, gracias a la aceptación de los consumidores cubanos. Las partes y piezas de estos equipos vienen directo desde China y en Cuba se realiza el ensamblaje y la puesta en marcha, junto a servicios postventa.

En los últimos años el Gobierno cubano ha impulsado la introducción de autos y motos eléctricos para eliminar la dependencia de los combustibles fósiles, los cuales importa en su mayoría, y evitar la contaminación ambiental.

Cuba produce apenas el 5 % de la energía que consume a partir de energías renovables y es fuertemente dependiente de los combustibles fósiles. Su plan para el 2030 es cubrir el 24 % de la demanda mediante la explotación de las energías solares, eólicas y de biomasa, y en todas ellas cuenta con una gran participación de China, que ha aportado tecnología y financiamiento como parte de la cooperación bilateral entre ambas naciones.