Estrategia alimentaria global de EE. UU. tiene impacto negativo sobre Latinoamérica

CGTN 2022-09-27 10:59:12
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Durante décadas, Latinoamérica ha sufrido las consecuencias de una política global alimentaria creada por los Estados Unidos, amparada en la erradicación del hambre y las ayudas humanitarias, que si bien ha creado ciertas facilidades para los países que han creído en ella, la misma estrategia lleva a esas naciones no desarrolladas a una dependencia total para adquirir sus propios alimentos, quedando atrapadas en el control y la hegemonía de la nación norteamericana.

La estrategia alimentaria global de los Estados Unidos se concentra dentro del Proyecto de Ley Agrícola de Los Estados Unidos, en inglés, The Farm Bill, y se encarga de abordar la política agrícola y alimentaria a través de una variedad de programas que incluyen: asistencia nutricional, seguro de cosechas, apoyo a los productos básicos y conservación.

La política agrícola y alimentaria de la nación norteamericana, se establece a través de un proceso legislativo cada 5 años, este sería su marco legal para poder llevar a cabo la estrategia.

En la actualidad, la ley agrícola lleva por nombre, Ley de Mejora de la Agricultura de 2018. Esta se firmó el 20 de diciembre de 2018 y permanecerá en vigor hasta 2023, tal y como lo establece el acuerdo legislativo referido anteriormente.

La naturaleza de estos contratos apuntan a que el principal beneficiado es Estados Unidos, ya que le permite al país norteamericano colocar por fuera sus excedentes y provocar que los países pequeños o menos desarrollados, que son los de Latinoamérica, se vuelvan totalmente dependientes de la potencia del norte.

El resumen ejecutivo del documento íntegro que explica la Estrategia del Gobierno de EE. UU. para la Seguridad Alimentaria Mundial para los años 2017-2021 publica en la página web, feedthefuture.gov dice que el principal objetivo de la seguridad alimentaria es reducir de manera sostenible la hambre, la desnutrición y la pobreza mundial.

Sin embargo, el libro El Dominio del Hambre. Crisis de Hegemonía y Alimentos, de Blanca Rubio, publicado en México en 2015, expone un panorama completamente diferente a las intenciones explicadas por el documento de la Estrategia Alimentaria de los Estados Unidos. La obra expone la lucha por el poder y el dominio agroalimentario. Básicamente la autora establece que Estados Unidos utiliza el papel imprescindible que juegan los alimentos en países pobres, para lograr una hegemonía mundial, amparados en las ayudas alimentarias.

Según esta fuente literaria, la pugna tiene sus orígenes en el Neoliberalismo, en los años 90, cuando enfrentó a sus rivales (la Unión Europea y Japón) con una estrategia centrada en la desvalorización de los alimentos y el otorgamiento de elevados subsidios a su agricultura. De acuerdo con la autora, el 72% de los países de nuestro planeta se convirtieron en dependientes de alimentos.

Como es de esperarse, la hegemonía por los alimentos no se congeló en ese pasado, Blanca cita que, “en la actual transición iniciada en 2003, Estados Unidos utilizó los alimentos en la pugna contra sus nuevos rivales, China, Rusia e India, para lo cual impulsó la financiación de la agricultura a través de las mercancías.”

Como resultado, la historia cuenta que se generó una crisis alimentaria mundial iniciada en 2008, la cual golpeó fuertemente a las poblaciones más pobres del mundo.

El tema a través de los años, no solo ha generado polémicas por la hegemonía de los alimentos. Estados Unidos también ha sido fuertemente criticado por tratar de implementar nuevas tecnologías y métodos para maximizar la cosecha de granos.

En el caso de República Dominicana, el país se encuentra bajo la firma del DR-CAFTA, es el Tratado de Libre Comercio entre la República Dominicana, Centroamérica y Los Estados Unidos.

El DR-CAFTA representa para los productores arroceros de República Dominicana una gran amenaza, ya que dentro de 3 años el tratado será liberado. En palabras llanas, todos los productos agrícolas americanos entrarán al mercado dominicano libres de aranceles, colocando en una competencia desigual a los productores dominicanos, especialmente en el caso del arroz.

Quisqueya produce, aproximadamente, 14 millones de quintales de arroz cada año, esto representa el 97% del consumo local, es decir, que la isla en la producción de este cereal es autosuficiente.

Algunas de las recomendaciones que hicieron estos expertos durante su intervención, es que los diferentes sectores económicos de Latinoamérica empiecen a diseñar estrategias sostenibles, que rompan con la dependencia a la estrategia global alimentaria de los Estados Unidos.

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