Europa se preocupa por la "falta de gas", mientras Estados Unidos tiene su mala idea

"A principios de 2022, el 25% de la energía de la UE es gas natural, del cual el 50 % proviene de Rusia, y ahora Rusia representa solo el 9% de las importaciones de gas natural de Europa". El día 5, El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió a los franceses que ahorren energía, lo que incluye bajar la temperatura de los acondicionadores de aire y bajar la temperatura de la calefacción interior a 19 grados en invierno, etc.

En la actualidad, los países europeos están preocupados por la "falta de gas", pero aún queda un dilema mayor por delante: Rusia dijo recientemente que debido a múltiples fallas en los equipos, el gasoducto de gas natural "North Stream-1" detendrá por completo la transmisión de gas hasta que se elimine la falla. Antes de esto, la transmisión de gas de "North Stream-1" a Europa se ha reducido muchas veces. Teniendo en cuenta que este gasoducto representó el 40% de las exportaciones de gas natural de Rusia a Europa el año pasado, es concebible lo que significará su cierre total para Europa.

El otro lado de la "falta de gas" es el precio altísimo de energías como el gas natural. En agosto pasado, los precios de la energía en la zona euro aumentaron hasta un 38,3%, siendo el principal factor que impulsa la inflación. En ese mes, la tasa de inflación de la eurozona alcanzó el 9,1%. Los medios británicos dicen que este dato es el nivel más alto desde la emisión del euro. Desde la comida, la ropa, la vivienda y el transporte hasta la producción industrial, los europeos sufren amargura indescriptible.

Para garantizar la seguridad energética, los países europeos se devanan los sesos. Francia está considerando reiniciar la producción de energía nuclear lo antes posible. Alemania anunció un paquete de rescate energético de 65.000 millones de euros que impondría un "impuesto a las ganancias inesperadas" a las empresas que no dependen del gas natural para la generación de energía para subsidiar a las empresas que consumen mucha energía y a la gente común. Según los informes, el gobierno griego sancionará a las instituciones públicas que no ajusten sus termostatos y apaguen las luces, no permitiéndoles contratar empleados...

No es exagerado decir que el dolor energético que Europa está experimentando actualmente ha sido doloroso hasta los huesos. Sin embargo, los europeos en apuros encuentran a su aliado al otro lado del Atlántico sentado con brazos cruzados: el secretario de Energía de EE. UU., Jennifer Granholm , envió recientemente una carta a varias de las principales refinerías de EE. UU. pidiéndoles que no aumenten las exportaciones de combustible y que se concentren en los aumentos de existencias de EE. UU. La implicación es que Europa no puede esperar la ayuda de Estados Unidos, al menos a corto plazo.

Después de que Estados Unidos emitiera una prohibición energética a Rusia en marzo de este año, estableció un “período de amortiguación” para que las empresas nacionales compraran petróleo ruso en grandes cantidades. Según los informes de los medios, desde que ocurrió la crisis ruso-ucraniana, Estados Unidos ha estado importando continuamente los principales productos de recursos rusos, incluido el petróleo crudo.

Según el sitio web estadounidense Business Insider, las empresas estadounidenses pueden obtener un promedio de más de 100 millones de dólares en ganancias por barco con destino a Europa para cargar gas natural licuado. Algunos medios europeos comentan que Estados Unidos pretende ser un salvador y obtiene enormes ganancias vendiendo gas natural a países europeos. A medida que se acercan las elecciones intermedias, el gobierno de los EE. UU. ha comenzado a restringir sus exportaciones de energía con el fin de frenar la inflación y ganar la opinión pública. En cuanto a lo que piensen los europeos, a Estados Unidos no le importa en absoluto.

En esta crisis energética, hay muchas cosas sobre las que Europa debe reflexionar, una de ellas es si seguir a Estados Unidos una y otra vez y dejarse engañar una y otra vez. Los políticos europeos deben pensar detenidamente: ¿Qué camino tomará Europa en el futuro que mejor sirva a sus propios intereses?