Biden fracasa estrepitosamente en su viaje a Oriente Medio

CRI 2022-07-20 17:52:11
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El día 17 de julio, cuando el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, llegó a Washington, D.C., tras un viaje a Medio Oriente, recibió crudos cuestionamientos de los principales medios de comunicación. Antes de su periplo, Biden había afirmado que abriría un "nuevo capítulo" en la relación de Estados Unidos con Medio Oriente, pero tras su regresó llegó sin un acuerdo tangible. The New Yorker comentó que la visita de cuatro días evidenció el completo fracaso de Biden en su política a Medio Oriente.

El tema energético era uno de los puntos importantes en el viaje de Biden. El día que llegó a Israel, el Departamento de Trabajo de EE. UU. anunció que el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de EE. UU.  para el mes de junio había registrado un aumento de 9,1% con respecto al año anterior, el más alto en casi 41 años, y en él, el rubro de la energía había llevado al IPC a alcanzar el nuevo máximo. Este aumento no solo redujo el índice de apoyo de Biden, sino que también desveló el propósito de su viaje. Tal y como lo señaló el rotativo the "New York Times", persuadir a Arabia Saudita a aumentar los recursos de petróleo y gas fue la principal razón de la visita de Biden a Medio Oriente.

Sin embargo, al examinar detalladamente la declaración conjunta de Biden después de la reunión con líderes saudíes, la parte saudí no se comprometió a aumentar significativamente su producción de petróleo. Los comentarios de Arabia Saudita fueron más cautelosos después de las conversaciones. El ministro de Estado de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, al-Jubeir, dijo que aumentar la producción de petróleo depende de si hay o no escasez de suministro en el mercado. Los analistas creen que la capacidad de Arabia Saudita de aumentar la producción es muy limitada, incluso si es a una escala muy pequeña, además de que opinan que Arabia Saudita debe considerar un acuerdo de producción de petróleo con Rusia en el marco de la OPEP+. En opinión de los expertos es imposible que Arabia Saudita se desvíe de lo que ya tiene establecido en materia de energía y de política exterior en beneficio de los Estados Unidos.

Al mismo tiempo, el llamado objetivo de Estados Unidos de consolidar el sistema de aliados en Medio Oriente también ha fracasado. Antes de la visita de Biden, los medios estadounidenses dijeron que construiría una alianza militar que incluiría a los países del Golfo e Israel en la cumbre de "Seguridad y Desarrollo" en Jeddah, Arabia Saudita, y que incluso formaría una "versión de la OTAN en Medio Oriente". Como resultado, algunos países han aclarado ahora que "no aceptan” la sugerencia. El primer ministro iraquí, Kadimi, dijo que Irak no se ha unido ni se unirá a ninguna alianza militar regional. El ministro de diplomacia saudí Faisal dijo que no estaba al tanto de ninguna discusión sobre una alianza de defensa países del Golfo-Israel y que Arabia Saudita no ha participado en tales conversaciones. Se puede ver que los países de Medio Oriente ven claramente que la llamada versión "OTAN de Medio Oriente" apunta a convertirse en un pequeño grupo orientado a la confrontación y a la provocación, que destruirá la paz regional y que al final seguramente fracasará.

En cuanto al intento de EE. UU. de excluir a China y a Rusia de Medio Oriente, es aún más utópico. Biden dijo en la cumbre de Jeddah: "No nos iremos y no dejaremos que China, Rusia o Irán vengan a ocupar espacios en Oriente Medio". Esta declaración está llena de envidias y pensamientos hegemónicos.

En la actualidad, países de Occidente están sufriendo una alta inflación, y Medio Oriente, que es rico en recursos de petróleo y gas, tiene mayor autonomía y confianza diplomática, y es reacio a seguir a los EE. UU.

Por supuesto, la razón más profunda es que la estructura mundial ha experimentado cambios tremendos y el poder de los Estados Unidos se está debilitando. El fracaso de Biden en Medio Oriente muestra que Estados Unidos no puede mandar en Medio Oriente, y el cálculo de los políticos estadounidenses de usar a Medio Oriente como un peón en un juego geopolítico y en una herramienta de intereses políticos ha fallado por completo. Este no es el primer fracaso de la diplomacia estadounidense, y no será el último.

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