La verdad estadounidense detrás de la tragedia del 'camión de inmigrantes' de Texas

Una tragedia reciente con un "camión de inmigrantes" ocurrió en Texas, EE. UU.: los ejecutivos de la ley de EE. UU. encontraron una gran cantidad de restos mortales de inmigrantes en un camión abandonado en San Antonio, Texas, y el número de muertos aumentó a 51. Fue uno de los peores accidentes de muerte de inmigrantes en los Estados Unidos en los últimos años.

Después de la tragedia, la comunidad internacional en general quedó conmocionada y la Oficina del Secretario General de la ONU también emitió una declaración expresando su dolor. Sin embargo, los políticos estadounidenses han comenzado sus habituales "actuaciones de echar culpa". El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, realizó una publicación en las redes sociales criticando la política fronteriza adoptada por el presidente demócrata, Joe Biden, por "esta muerte (de inmigrantes)". Por su parte, Biden emitió un comunicado afirmando que el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. ha organizado una investigación sobre el asunto, y los informes preliminares indican que la tragedia fue causada por traficantes de personas.

Esta no es la primera vez que ocurre una tragedia de este tipo en Estados Unidos. Tomemos como ejemplo la ciudad de San Antonio, donde en 2017, 10 inmigrantes murieron por insolación, asfixia y deshidratación atrapados en un camión en la ciudad. En 2003, los restos mortales de 19 migrantes fueron encontrados en un camión en el sureste de la ciudad. ¿Por qué no se ha resuelto el problema de la inmigración ilegal en Estados Unidos? Un motivo muy importante es el partidismo. Estados Unidos celebrará este año elecciones intermedias y el tema migratorio se ha convertido una vez más en moneda de cambio entre los dos partidos. Como señala la "Revista política" estadounidense, "el tema de la inmigración no es más que una herramienta política en manos de los políticos estadounidenses".

Al inicio de su presidencia, el actual presidente estadounidense, Joe Biden, prometió reformar integralmente la ley de inmigración, pero se ha sometido a disputas partidistas y no ha logrado mucho hasta el momento. Hay tres incidentes típicos en este sentido:

Uno es que el 20 de mayo, el juez federal estadounidense, Robert R. Summerhays, impidió que la administración de Biden cancelara la orden de deportación de inmigrantes firmada por el expresidente, Donald Trump, antes del 23 de mayo, y Summerhayes fue nombrado por Trump. El otro es que a principios de diciembre del año pasado, la política de "Permanecer en México" lanzada durante la era Trump se reanudó después de varias vicisitudes, deportando a los migrantes centroamericanos de regreso a México. Además, la nominación de Biden para el puesto de director del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de EE. UU. no ha sido confirmada hasta el momento por el Congreso, lo que ha provocado que ese puesto clave lleve vacante durante cinco años.

En la Cumbre de las Américas celebrada no hace mucho, Biden prometió aumentar los esfuerzos para ayudar a los países latinoamericanos a resolver los problemas de inmigración y desarrollo económico, pero hasta ahora solo ha hecho una declaración. Anunció un plan de asociación económica entre Estados Unidos y los países latinoamericanos, que también fue interpretado por AFP como "más conceptos que compromisos específicos, y ningún compromiso de abrir más canales de mercado o inyectar más fondos".

César Ríos, experto en inmigración de El Salvador, afirmó que Estados Unidos siempre ha pretendido resolver el problema migratorio de raíz, pero hasta ahora los países centroamericanos no han visto que Estados Unidos tome acciones concretas. La tragedia del "camión de inmigrantes" de Texas es una campana de alarma. Si los políticos estadounidenses realmente "se preocupan" por el pueblo latinoamericano, deben abandonar la "Doctrina Monroe" y la hegemonía lo antes posible, tomar medidas concretas para proteger los derechos humanos de los refugiados e inmigrantes y evitar más tragedias humanitarias. De lo contrario, la farsa de "defensor de derechos humanos" no podrá continuar.