Los tres "hao" de Fuding

CRI 2016-04-25 18:11:39
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Por Raúl López Parra y Vivian Liyi

En el último día en Fuding, Fujian, el grupo de periodistas de Radio Internacional de China se dirige hacia la Isla de Yushan, ubicada en el Mar Oriental de China, considerada una de las 10 islas más hermosas del país. Y razones no faltan.

Abordamos el barco llamado Hai Shang Ming Zhu, que zarpa de un puerto ubicado a media hora del centro de Fuding. Al llegar Yushan, nos espera un minibús para emprender la marcha entre veredas, serpenteando la carretera --la cual luce nueva-- para llegar al punto más alto de la Isla.

Observamos los campos verdes que completan el paisaje. A lo lejos se aprecian plantíos de té. Vislumbramos algunos agricultores recolectando las hojas; la mayoría de ellos pertenecen a la etnia She, el más grande grupo étnico que habita en Fujian, fuera de los Han.

Nos sorprende que incluso en esta isla existan plantíos de té blanco, y ello se explica porque esta tierra es abundante en recursos de agua dulce.

Tras poco más de 15 minutos en el minibús llegamos a la orilla del lago Tianhu, el más grande de los dos que existen y el que posibilita la agricultura en el lugar. El espectáculo visual es inigualable y de ahí la fama de Yushan como una de las más bellas Islas de China. Pero aún no lo hemos visto todo.

Continuamos el ascenso a pie por un camino perfectamente trazado para la comodidad de los visitantes y llegamos al punto más emblemático de esta isla que es la vista de la montaña y a sus pies el lago. Todos aprovechan para llevarse el recuerdo de este lugar en una fotografía.

Hacia nuestro descenso visitamos el pueblo de la Isla, donde viven 3 mil personas, la mayoría se dedica a la pesca y el 90% de sus familias poseen su propio barco. Vemos a una señora limpiando un pescado y con una sonrisa nos lo muestra. Este es un signo característico de todo el viaje: la amabilidad de la gente. No podemos irnos de Yushan sin degustar la comida de mar que se vende aquí.

De regreso en el centro Fuding, nos dirigimos a la casa de té del Cai Liangsui, quien ha sido uno de los principales promotores para que la cultura del té blanco de Fuding se conozca tanto en China como en el extranjero. Apasionadamente nos explica las propiedades de la infusión.

Pintar la esencia china

Hacia el cierre de nuestra jornada tenemos la oportunidad de visitar el estudio del artista Lin Wei, quien es ampliamente reconocido entre la comunidad, no sólo por su talento, sino porque en su trabajo plasma la esencia de la cultura del té y la expresión estética del arte chino tradicional.

Con música de fondo del guzheng, tocada en vivo por una gentil intérprete, el artista nos da una demostración de su maestría, al pintar a un anciano en posición de meditación. Usa los pinceles con una delicadeza y una facilidad que parece que cualquiera de nosotros podría hacerlo, pero que en realidad la técnica está en el dominio de uno cuantos, como él.

Nos explica que la esencia del arte clásico chino, a diferencia del arte occidental, radica en que en las pinturas se expresan temas relacionados con la naturaleza, expresada en poemas y cantos, así como imágenes de la filosofía antigua de China.

Llegamos al final de nuestra estancia y antes de irnos, un periodista local de la televisión de Fuding me pide que le ofrezca un balance y mis impresiones de todo el viaje.

Los tres haos

En el poco chino que sé, le digo que Fuding es la tierra de los tres hao (que en mandarín significa bueno) "hao cha" (buen té), "hao chi" (buena comida) y "hao ren" (buena gente).

En español y con la ayuda de mi colega Vivian Liyi, quien me traduce al chino, expreso que para quien visita por primera vez China, yo recomendaría abrirse un espacio y darse una vuelta por Fuding porque es un lugar que permite explorar un aspecto poco conocido del país, como su agricultura, su pesca y sus tradiciones folclóricas.

En mi opinión, el té blanco es la bebida de la amistad, porque permite acercarnos y entendernos mutuamente al momento que compartimos una taza. Al beber esta infusión, entiendo que detrás de cada hoja hubo aquellos que se encargaron de cortarlo, seleccionarlo y empaquetarlo, no sólo como un trabajo más, sino con la pasión y como un modo de ser y sentir la esencia del té. En el té blanco se encuentra el espíritu de Fuding.

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