La explotación infantil en los EE. UU. apaga “el faro de derechos humanos"
En vísperas del Día Mundial contra el Trabajo Infantil, que se celebra el 12 de junio, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) publicaron un informe en el que indicaba que el número de niños trabajadores en el mundo volvió a aumentar en 2021 por primera vez en los últimos veinte años. Al mismo tiempo, en la 109ª Conferencia Internacional del Trabajo que se celebró en Ginebra, los participantes de la reunión criticaron ampliamente el trabajo forzoso y el trabajo infantil en los Estados Unidos.
Muchos analistas creen que las prácticas en este país norteamericano han agravado la situación de la explotación infantil, y que Washington debe asumir una responsabilidad ineludible.
Algunos políticos estadounidenses a menudo hablan de "reglas" mientras fabrican mentiras para etiquetar a otros países con "trabajo forzoso" y "violaciones de derechos humanos". Pero de hecho, son los propios Estados Unidos los que infringen las normas internacionales y violan los derechos humanos con respecto a la explotación infantil.
Según datos de la OIT, de los ocho convenios fundamentales de la organización, Estados Unidos ha ratificado solo dos, siendo uno de los países que menos de estos documentos han legalizado. Al mismo tiempo, es el único país del mundo que no ha ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas.
Según estadísticas de las agencias pertinentes, actualmente hay alrededor de 500.000 niños trabajadores en los EE. UU. involucrados en el trabajo agrícola, especialmente en la industria tabacalera. The Washington Post informó que entre 2003 y 2016, 452 niños murieron en este país a causa de accidentes laborales, y entre ellos 237 niños fallecieron en accidentes agrícolas. ¿Por qué los políticos de la Casa Blanca, que se jactan como defensores de los derechos humanos, ignoraron estos hechos y datos crueles?
La mala situación de los niños explotados es solo una punta del iceberg de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Estados Unidos. Según las estadísticas, supera 100.000 la cifra anual de personas traficadas de otros países a Estados Unidos para realizar trabajos forzados.
A lo largo de los años, la OIT ha expresado repetidamente su preocupación por el problema de la explotación infantil en los Estados Unidos e instó a este país a abordar el problema del trabajo forzoso. Sin embargo, Washington no solo hace caso omiso las críticas en su contra, sino inventa la existencia de "trabajo forzoso" en Xinjiang, China, con el fin desviar la atención del mundo.
La difamación de otros países no resolverá los problemas de Estados Unidos. Los políticos norteamericanos deben pensar en cómo implementar las convenciones laborales internacionales, resolver su propia cuestión del trabajo forzoso y proteger los derechos e intereses legítimos de su propio pueblo. ¿Acaso el supuesto "faro de los derechos humanos" no debe iluminar a sí mismo?